Es ampliamente reconocido que los primates exhiben comportamientos sorprendentemente similares a los humanos. Esto es especialmente evidente en situaciones íntimas, como la hora de compartir alimentos. Como prueba de esto, un robot de PBS se introdujo sigilosamente en una manada de gorilas salvajes en Uganda y registró el momento en que compartían su cena al compás de cantos.
La inserción se realizó como parte de una serie documental que sigue de cerca a los animales en sus entornos naturales para estudiar su comportamiento en su hábitat natural. La premisa detrás de «Nature: Spy in the Wild 2» era asegurarse de que los gorilas no detectaran la presencia del intruso.
Por esta razón, se llevó a cabo un esfuerzo monumental para diseñar un robot con una apariencia lo suficientemente realista como para que los animales lo aceptaran como parte de su comunidad. El intento resultó ser un éxito rotundo, ya que los gorilas lo acogieron como uno más del grupo, sin darse cuenta de que en realidad era un espía.
A pesar de que los humanos pueden fácilmente discernir entre una persona real y un robot, esta distinción no fue evidente para la manada que protagonizó esta entrega del documental. Para el productor Matt Gordon, era esencial lograr una completa integración en el grupo:
«LA COMUNICACIÓN VISUAL ES MUY IMPORTANTE ENTRE LOS GORILAS. EN EL METRAJE DEL PRIMER EPISODIO, LOS GORILAS SE ACERCARON DIRECTAMENTE A NUESTRO ESPÍA Y LO MIRARON DIRECTAMENTE A LOS OJOS. ASÍ QUE NOS ASEGURAMOS DE QUE EL GORILA TUVIERA LA MAYOR CANTIDAD DE DETALLES EN LA CARA «.
De esta manera, la productora consiguió capturar material exclusivo de las rutinas diarias de la manada. Durante sus actividades cotidianas, se descubrió que los gorilas entonaban canciones al unísono cuando llegaba la hora de la cena.
Estos videos se presentan en el primer episodio de «Nature: Spy in the Wild 2» y muestran a los animales en su hábitat, un santuario para simios en Uganda. Mientras se alimentaban de las hojas verdes, tarareaban entre ellos, como detalla el narrador del episodio.
Con la cámara incorporada en el robot como testigo, se confirmó que los gorilas más adultos cantaban durante la cena con mayor regularidad que los individuos más jóvenes. Además, se observó que esta actividad era más común entre los machos que entre las hembras. También se descubrió que los gorilas tendían a entonar sus cantos mientras se alimentaban de plantas y semillas en lugar de cuando consumían insectos.