El día miércoles 2 de Mayo de 2024, un usuario reportó a través de un video en Facebook la aprición de un ejemplar de jaguar, muerto en la autopista de cuota 180D camino a Chichen Itzá.
Tal cual se puede ver en el video, el animal tenía su cola amputada. Se informó que minutos después el cuerpo desapareció y se desconoce si fue la Procuraduria Federal de Proteccion al Ambiente quien estuvo a cargo.
Los usuarios no dejaron de expresar si indignación y tristeza en redes sociales:
No me da la impresion de que fue atropellado pero me desconcierta que le cortaran la cola. Es una tristeza. Y a pesar de que fue en la carretera, esto sucedera por la necedad de abrir la selva con el tren Maya. Entre atropellados, desplazados de su habitat y dificultad de alimentarse por falta de presa y por supuesto habra caceria furtiva; con ello la extincion de muchas especies y la del hermoso jaguar sera mas fuerte que nunca.
Jaguares en riesgo: carreteras y comercio ilegal aumentan sus amenazas en México
Aunque desde 2018 se colocaron señaléticas que anuncian el cruce de jaguar en esa carretera, la exigencia de investigadores y organizaciones hacia las autoridades federales, estatales y municipales para que se construyan pasos de fauna silvestre, con infraestructura adecuada, no ha sido resuelta.
Primero, la pérdida del hábitat
El crecimiento de las áreas urbanas y de la población en Quintana Roo —que incluye todos los desarrollos, como nuevos fraccionamientos, hoteles, atracciones turísticas y desde hace tres años la construcción del Tren Maya— representan un grave problema, afirma Mircea Hidalgo, miembro del Consejo Científico de la organización Panthera México e investigador de la División Académica de Ciencias Biológicas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
“La velocidad de crecimiento de las ciudades de Quintana Roo no tiene comparación en México y es posiblemente una de las zonas en las que las áreas urbanas crecen más rápido en el mundo”, dice el especialista. “Lo que esto traerá es más tráfico en las carreteras —principalmente la que va de Cancún a Tulum— y, por tanto, menores posibilidades de que la fauna pueda cruzar las carreteras de forma segura”.
De acuerdo con la organización no gubernamental World Wildlife Fund (WWF), en México se ha perdido más de 60 % del hábitat del jaguar en los últimos cuarenta años. Se estima que la población de esta especie en el país, catalogada como en peligro de extinción, ronda entre los 4000 y 5000 ejemplares. Más de la mitad habita en la Península de Yucatán —que comprende los estados de Quintana Roo, Campeche y Yucatán—, convirtiéndola en una de las regiones prioritarias del continente americano para su conservación.
Sin embargo, esta región destacada por ser el hogar de esta y muchas especies más, también lo es por tener las tasas de deforestación más altas del país. Datos disponibles en la página del Sistema Nacional de Monitoreo Forestal muestran que en el estado de Quintana Roo se deforestaron 198 022 hectáreas de selva entre el 2001 y el 2018. En Campeche y Yucatán, la pérdida de cobertura boscosa fue de 410 488 y 247 982 hectáreas, respectivamente, durante el mismo periodo.
Atropellamientos cada vez más visibles
Los atropellamientos de fauna silvestre ocurren todo el tiempo, reitera Hidalgo. Lo que los ha hecho visibles en los últimos años es el interés de la sociedad civil y de las organizaciones que trabajan en estas zonas. De cualquier forma, lo que debe ocurrir —y en lo que se ha insistido desde hace años sin mucho éxito— es la construcción de infraestructura adecuada para el cruce de fauna, sostiene.
El llamado Tren Maya, un megaproyecto de infraestructura vial y ferroviaria promovido por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se sumará ahora a las carreteras que ya hay en la región. Este tren recorrerá los estados de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, con cerca de 1525 kilómetros de vías férreas que se construirán, como en el caso de Quintana Roo, en zonas con selva.
“El Tren Maya, hasta donde entiendo, tiene planeado contar con esta infraestructura —no conozco los detalles, ni cuántos son, ni dónde están ubicados en esa zona—, pero la carretera no tiene nada parecido. Algo importante es que ni pintura ni letreros son infraestructura: se ha demostrado a nivel global que eso no disminuye los atropellamientos”, asevera el experto.