Lo que comenzó como una excursión por el impresionante glaciar Breidamerkurjokull, en el sureste de Islandia, terminó en una tragedia cuando una pared de hielo cedió, causando la muerte de un turista y dejando a otro gravemente herido. La alarma se dio el domingo por la tarde, cuando un grupo de turistas, acompañados por un guía, exploraba los cañones y cuevas de hielo que caracterizan esta popular región.
Tras el derrumbe, decenas de socorristas y fuerzas del orden llegaron al lugar, utilizando motosierras y picahielos para buscar entre los escombros, ya que el terreno era demasiado frágil para utilizar maquinaria pesada. La operación fue intensa y llena de incertidumbre, ya que inicialmente se pensaba que más personas podrían estar atrapadas bajo el hielo. Sin embargo, después de horas de búsqueda, la policía local confirmó que no había más víctimas, y se suspendieron las labores de rescate.
Entre los sobrevivientes se encontraba Scott Stevens, un turista de Texas que exploraba el glaciar junto a su hija de 10 años. Stevens relató cómo, tras el colapso, se vivieron momentos de confusión y desesperación, ya que muchos de los turistas ni siquiera se conocían entre sí, lo que dificultó el conteo de los presentes.
La empresa encargada del tour informó que el grupo estaba compuesto por 23 personas, de las cuales 21 resultaron ilesas. Las dos víctimas fueron identificadas en el lugar: uno de los turistas fue declarado muerto en el sitio, mientras que el otro fue trasladado en helicóptero al Hospital Universitario Nacional de Islandia y se encuentra en estado estable.
Este accidente subraya los peligros inherentes a las excursiones en entornos naturales extremos, como los glaciares de Islandia. Aunque estas expediciones ofrecen vistas espectaculares y experiencias únicas, también pueden volverse peligrosas en cuestión de segundos, dejando a los visitantes a merced de la naturaleza impredecible.