Después de cuatro años de controversia, Moscú comenzó a desmontar la escultura “Big Clay Nº 4”, una obra de 13 metros de altura creada por el artista suizo Urs Fischer. La pieza, instalada en 2021 junto al canal del río Moscova, nunca logró conquistar a los habitantes de la capital rusa y desde el inicio generó una ola de críticas e ironías en redes sociales.
Fabricada en acero inoxidable y aluminio fundido, la escultura representaba un enorme bloque de arcilla modelado de forma irregular, aunque para muchos moscovitas la similitud era con algo mucho menos artístico: un montón de excrementos. El humorista Maxim Galkin llegó a definirla como “un montón de 13 metros de excrementos no muy ordenados”, una frase que se viralizó rápidamente.
La Casa de la Cultura GES-2, encargada de la instalación, aclaró que el retiro responde a la rotación planificada de obras de arte urbano y a un proyecto de renovación del área. La ministra de Cultura rusa, Olga Liubímova, expresó su esperanza de que la próxima obra logre “deleitar a los moscovitas con expresiones más acordes a sus sentimientos”.
El propio Fischer defendió su creación en su momento, asegurando que la pieza surgió de la reproducción en metal —a gran escala— de trozos de arcilla colocados al azar. “El arte es lo que ustedes hacen de él. Si ven una flor, es una flor. Si ven un montón de mierda, es un montón de mierda”, declaró a la revista Apollo.
La escultura, que antes había estado expuesta en Nueva York y Florencia, se convirtió en una de las instalaciones más comentadas —y criticadas— de la escena artística rusa reciente. Con su retirada, queda abierta la incógnita de qué obra ocupará su lugar y si logrará conquistar a un público que no perdonó la estética de “Big Clay Nº 4”.
