Diez años después de uno de los robos más llamativos en la historia de los zoológicos europeos, un tamarino león —una de las especies más amenazadas del planeta— acaba de ser localizado en el domicilio de un particular en Eslovaquia. El hallazgo reabre la investigación sobre la misteriosa desaparición de 17 ejemplares sustraídos del zoo de Beauval, en Francia, en 2015.
El primate fue identificado gracias a su microchip original, confirmando que se trataba de uno de los animales robados. Según el director del zoológico, Rodolphe Delord, la noticia generó una mezcla de alivio y tristeza: “Estamos contentos de haberlo encontrado, pero desde entonces dos familias han sido separadas. Algunos seguramente han muerto. El que quisiéramos recuperar ahora tiene más de 15 años, es muy viejo”.
La policía francesa recibió la confirmación de la Oficina Francesa de la Biodiversidad, que verificó la identidad del animal. La investigación reveló, además, que el tamarino había pasado antes por Alemania, donde un criador intentó “blanquearlo” implantándole un segundo microchip falso para simular que había nacido en su criadero. Ese intento de manipulación complicó el proceso legal para recuperarlo.
A pesar de que Francia y Eslovaquia son miembros de la Unión Europea, la repatriación del primate se ha vuelto un laberinto burocrático. Delord explicó que llevan casi un año intentando traerlo de vuelta: “No lo conseguimos porque las autoridades francesas y eslovacas no se ponen de acuerdo”.
La urgencia por recuperar al animal se debe a la situación crítica de la especie. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) cataloga a los tamarinos león como “especie en peligro”, con solo unos 1.000 ejemplares en libertad y unos 500 en cautividad. Delord remarcó: “Son monos muy frágiles, que viven en grupo. No tienen valor comercial para nosotros: no se compran ni se venden. Pero para los traficantes pueden valer mucho”.
El robo original, ocurrido en mayo de 2015, fue ejecutado con precisión quirúrgica. En plena noche, los ladrones cubrieron las cámaras con tela opaca y retiraron a los 17 monos mientras dormían en pequeñas jaulas de madera. La investigación de la gendarmería nunca logró identificar a los responsables ni localizar a la mayoría de los animales. En 2017, el caso fue archivado por el fiscal de Blois.
Pero este inesperado hallazgo podría cambiarlo todo. Con un tamarino identificado y localizado una década después, la justicia francesa evalúa reabrir el expediente para intentar descubrir qué ocurrió realmente y si alguno de los otros 16 ejemplares sigue con vida.
Estos pequeños primates, del tamaño de una ardilla, son originarios de la selva atlántica del este de Brasil, una región fuertemente amenazada. Su rescate no solo representa un gesto de justicia: es también una carrera contrarreloj para preservar una de las especies más vulnerables del mundo.
