Alejado del bullicio urbano y de cualquier conexión con la tecnología, un hombre en Vietnam tomó una decisión radical: abandonarlo todo para empezar una nueva vida en plena naturaleza. En apenas un año, y sin maquinaria, electricidad ni ayuda externa, levantó una aldea flotante autosuficiente sobre un lago remoto rodeado de selva tropical.
El asentamiento está hecho casi por completo de bambú y madera, uniendo cada pieza mediante técnicas tradicionales de carpintería. Nada de clavos ni materiales industriales: todo fue ensamblado a mano, dando como resultado una estructura flexible que se adapta al nivel del agua cuando hay inundaciones o sequías.
El diseño no es casual. Al construir sobre el agua, el creador logró protegerse de la fauna salvaje y aprovechar el lago como fuente constante de alimento y agua. Con el tiempo, la pequeña base inicial evolucionó hasta convertirse en un poblado organizado, con áreas separadas para cocinar, descansar, almacenar y producir alimentos.
Uno de los sectores más ingeniosos es el estanque integrado para la cría de peces, que garantiza proteínas sin necesidad de largas jornadas de pesca. A eso se suma un huerto flotante, donde cultiva verduras, frutas y arroz utilizando compost orgánico y métodos totalmente sustentables.
Aquí no hay electricidad, ni motores, ni sistemas modernos: el funcionamiento diario depende únicamente de energía humana, del agua, el fuego y la gravedad. La aldea se comporta como un ecosistema en equilibrio, capaz de cubrir todas las necesidades básicas sin dejar huella en el entorno.
Este proyecto, nacido de la voluntad de vivir de forma simple, libre y autosuficiente, demuestra que es posible crear un hogar completo fuera de la sociedad moderna… incluso flotando en medio de la nada.
