El Dr. Mick Grierson, científico informático, examinó las pistas encontradas en siete listas de «Lo mejor de» de publicaciones de música como Rolling Stone y las examinó a través de un programa que las comparaba por contenido lírico, clave, BPM, variedad de acordes, variedad de timbres y varianza sonora. Grierson, junto con su equipo, usó estos hallazgos para descubrir qué hizo la canción «perfecta».
«Encontramos que lo más importante que tienen estas canciones en común es que la mayoría de ellas usan el sonido de una manera muy variada y dinámica en comparación con otros discos», dijo Grierson al Daily Mail. «Esto hace que el sonido del disco sea emocionante, y atrae la atención de los [oyentes]. De la misma manera, los sonidos que usan estas canciones y la forma en que se combinan son altamente exclusivos en cada caso».
Una de las canciones más famosas de Nirvana, que aparece en su segundo álbum de estudio Nevermind, tiene muchas de las características que los investigadores identificaron como comunes en las canciones populares.
El Dr. Mick descubrió que el tempo promedio de las canciones más populares era de 125 BPM, con un 40 por ciento alrededor de 120 BPM. Los cambios de acordes fueron relativamente poco frecuentes: las canciones que obtuvieron mejores resultados contaron con un promedio de seis a ocho. Por supuesto, hay algunas excepciones evidentes a estas «reglas»: «Stairway to Heaven» de Led Zepplin tiene el doble de beats que la canción promedio.
Sin embargo, los investigadores no pudieron diseñar el algoritmo perfecto para predecir si una canción se convertirá en un clásico.
«Mi conclusión es que si quieres una fórmula para crear buena música, hay una: solo tienes que hacer algo que suene genial», dice Grierson.
Así es cómo suena una melodía icónica de Nirvana cuando lo tocan 1000 músicos:
