Gali Yalkarriwuy Gurruwiwi, un aborigen, viajó desde una isla remota al noreste de Arnhem Land a Australia, para realizar un baile especial con su nieta el día de su graduación.
«Era su sueño, bailar con sus nietas aquí», dijo su esposa Jane Garrutju.
Voló desde el remoto Galiwin’ku en la isla de Elcho, en el noreste de Arnhem Land. A unos 3.000 kilómetros de distancia de Worawa Aboriginal College en Healesville, al noreste de Melbourne (Australia), donde su nieta Sasha hizo los últimos años de la escuela.
«Estoy orgulloso de mis nietos, Sasha y Alicia, estoy orgulloso de que hayan recibido una buena educación», dijo Gali.
A pesar de sentirse mal en la mañana de la ceremonia (no sabe su edad exacta), insistió en seguir adelante con la actuación especial del grupo que involucra a sus dos nietas.
La danza tradicional llamada Lunggurrma, que significa viento del norte, incorpora el banumbirr ceremonial emplumado.
Jane contó que si bien fue difícil, la familia decidió enviar a su nieta a Worawa porque querían darle la oportunidad de ser lo que ella quería ser.
Sasha dice que ella camina con orgullo en ambos mundos.Ella planea completar la Universidad y sueña con ser enfermera, para trabajar en su propia comunidad y en Melbourne.
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John Allen Chau, de 27 años, sabía que se dirigía hacia una isla prohibida para los turistas. Pero a pesar del peligro que significaba, decidió ir de todas formas porque quería “evangelizar a los aborígenes”.
El estadounidense pagó a unos pescadores locales para que le llevaran a Sentinel del Norte, en donde vive esta tribu reconocida como la más aislada del planeta y que rechaza todo contacto con el mundo exterior. Continuar leyendo…