El «turismo naranja» comprende entrar en contacto con las comunidades locales, los usos y tradiciones de un destino en particular para que el turista o visitante pueda convertirse, al menos por un rato, en un verdadero y auténtico local. Con mayor frecuencia, es posible encontrar este tipo de turismo enlazado a la vivencia de la experiencia. En este post te contaremos un poco más sobre el turismo naranja y por qué deberías involucrarte en practicarlo.
¿Qué es el turismo naranja?
Se trata de una forma de turismo que tiene en cuenta los principios de sostenibilidad como así también la generación del desarrollo cultural. En cuanto a una definición autorizada formalmente por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), “el turismo naranja es sustentable y generador de desarrollo cultural, económico y social a partir de la gestión turística responsable del patrimonio cultural, la producción artística y las industrias culturales y creativas”.
Por ejemplo en el caso de Argentina, el Noroeste cuenta con grandes propuestas que, abrazadas al respeto de pueblos originarios, logran fusionar por sobre todo el encuentro. Armonizar los valores culturales, ancestrales, humanos, recuperarlos y conjugarlos con tecnología. Al menos, Pueblos Originarios es un proyecto que ha sabido manifestar un interés y concretar este tipo de actividades en pos de vincular distintos grupos sociales.
Mientras que la oferta turística de esta región comúnmente se centra en los circuitos turísticos tradicionales con el propósito de lograr maximizar la rentabilidad económica y su demanda tiene como objetivo realizar un viaje de placer y ocio, el turismo naranja prioriza el encuentro, la empatía de los visitantes para con los locales y el sentido de compartir.
El trabajo en conjunto nos permite hacer realidad el triple impacto, es decir, trabajar por el impacto económico, social y ambiental, en un sentido equilibrado.
Así afirman desde Pueblos Originarios.
Esto difiere del caso de Pueblos Originales ya que se ofrecen experiencias vivenciales de transmisión cultural, priorizando a los pueblos ancestrales, donde el interés del viajero es transformacional y nuestro propósito es sostener un proyecto de desarrollo cultural poniendo en valor a las comunidades originarias.
Todo se vuelve experiencia: el caso de Airbnb
Otro ejemplo de prácticas de «turismo naranja» podría ser el que comienza a delinearse con la propuesta de empresas que buscan agregar valor a sus productos y/o servicios. En efecto, la nueva incorporación a Airbnb con las experiencias se definen como ‘actividades únicas diseñadas y organizadas por locales’. A diferencia de un tour o taller típico, las experiencias van más allá de las actividades mismas.
Lo que Airbnb afirma a partir de esto, es la posibilidad de apreciar y disfrutar de una ‘inmersión profunda en el mundo del anfitrión local a través de su pasión’. Es decir, además de ceder o compartir alojamiento, los anfitriones pueden compartir con los viajeros de tránsito sus conocimientos especiales, habilidades únicas y detalles exclusivos sobre la vida en ese determinado lugar. ¿El objetivo? En momentos donde la novedad pasa por marcar la diferencia e innovar en las cosas que hacen todos, disfrutar de un entorno único e irrepetible es la mejor alternativa para vivir unas vacaciones o viaje a tono.
Con esta iniciativa, tanto Airbnb como otras empresas dedicadas al turismo responsable pretenden crear conexiones duraderas y recuerdos preciados en los visitantes. ¿Qué opinas entonces del turismo naranja? ¿Estarías dispuesto a practicarlo en tu próximo viaje?