Las montañas, los valles, los páramos, los acantilados y hasta las viviendas de origen vikingo son algunos de los elementos que hacen a la escena cotidiana de la vida en las Islas Feroe, un archipiélago autónomo que forma parte del Reino de Dinamarca.
Situado en el Atlántico norte, entre los países de Islandia y Noruega y a unos 320 kilómetros al noroeste de Escocia, las Islas Feroe comprenden un archipiélago de 18 islas rocosas volcánicas que se conectan entre sí mediante túneles de carretera, ferris, pasos y puentes.
La conexión entre algunas de ellas permite llevar a cabo un corto ‘road trip’: existen puentes y túneles que conectan Streymoy con Vágar, distanciadas entre sí por 46 kilómetros. También existen otros pasos que comunican las islas norteñas de Borðoy, Viðoy y Eysturoy.
Consideradas como un paraíso natural, las viviendas en la zona se caracterizan por ser antiguas, con techos de azufre característicos, rodeadas de césped debido a que para los residentes es una forma de protección contra las fuertes lluvias y el aislamiento térmico.
Teniendo en cuenta semejante escenografía a la vista, hay quienes indican que aquí las casas se parecen mucho a la aldea «hobbit» de «Lord of Rings», algo que permite sorprender a cualquier visitante que pise algunos de sus poblados: Tórshavn, la capital de las Islas, u otros sitios como Saksun y Mikladalur.
Un dato de color a tener en cuenta o que bien podría interesarte es que una de las islas que conforman este archipiéago, la isla de Kalsoy, fue utilizada como uno de los lugares de rodaje de «No Time To Die», una nueva película que cuenta con la participación de James Bond.
En cuanto a los atractivos que hacen a estas Islas, cabe mencionar que deben su nombre danés del archipiélago Føroyar, traducido como «islas de los corderos«, debido a que en sus tierras habitan alrededor de tan sólo 50.000 habitantes y una cifra insólita de 80.000 corderos.
Por otro lado, aquí encontrarás de las cascadas más fotografiadas en Instagram: en la isla de Vágar es posible apreciar la cascada de Gasádalur, en la carretera que conecta la aldea de Sørvágur y la de Bøur; y la cascada de Bøsdalafossur, cuya caída al mar únicamente puede verse tras la caminata que bordea el lago Sørvágsvatn, el más grande de las islas.
Esta es la razón por la que Bora Bora está en mi lista de lugares para conocer al menos una vez en la vida
Casi que desconocía de la existencia de Bora Bora hasta que durante el último fin de semana me topé con una película.
Una película de amor, de esas que escogí en busca de una historia romántica, de esfuerzo, de atracción, o de quién sabe qué. ‘Coup de foudre a Bora Bora’ su nombre original, ‘El paraíso del amor’ en su traducción al español.
Esta película francesa, lanzada en el año 2018, cuenta la historia de Valentine y Jérôme, dos compañeros de trabajo que integran una empresa de producciones de realidad virtual. En el afán por convencer sobre su potencial creativo a una nueva cliente -y un tanto exigente-, se embarcan en la aventura de volar hacia Bora Bora, la isla que conforma las Islas de Tahití, en la Polinesia francesa.
Por detrás del argumento inicial, dos compañeros de trabajo que se miran como algo más que mejores amigos. De esos que han compartido jornadas de trabajo infinitas, que se han acompañado en los mejores y peores momentos: cumpleaños, celebraciones, éxitos profesionales, rupturas amorosas. Y, frente a ellos, un viaje a un destino paradisíaco que parece ser el lugar por excelencia para rendir culto y animarse al amor.
Si bien no está en mis planes oficiar de spoiler en esta oportunidad, la trama es por demás cautivante y, más allá de que si la historia pueda ser o no interesante, tiene un condimento especial: los alucinantes paisajes de Bora Bora. A cualquiera le gustaría ser protagonista si el escenario resulta así de espectacular. Continuar leyendo…
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