Una academia y centro pionero en Sudáfrica se ha unido a la lucha para erradicar los delitos contra la fauna, en especial la caza furtiva, mediante la aplicación de conocimientos forenses y técnicas de investigación para ayudar a guardabosques y funcionarios a resolver casos y llevar a los cazadores furtivos ante la justicia.
Teniendo en consideración que este tipo de delitos rara vez, o nunca, tienen testigos, las técnicas de investigación forense pueden ser cruciales para responsabilizar a los perpetradores, dice a EPA-Efe Andros Vos, director ejecutivo de la Academia Forense de Vida Silvestre, ubicada a apenas unas horas de Ciudad del Cabo.
La Academia Forense de Vida Silvestre es la primera en su tipo en movilizar el conocimiento forense para ayudar a combatir los delitos contra la vida silvestre. Está convenientemente ubicada a poco más de una hora en automóvil en las afueras de la hermosa Ciudad del Cabo, Sudáfrica y en medio de Buffelsfontein, una reserva de vida silvestre privada, se encuentra nuestro laboratorio de experiencia de capacitación forense de última generación de 800 m2.
Según ha trascendido, otro problema en los delitos contra la fauna es que los primeros en responder a estos casos, es decir los guardas de los parques, los policías y los veterinarios, no están formados en la preservación del escenario del crimen para un análisis forense posterior. Desafortunadamente, en la escena de un crimen humano existen declaraciones de testigos, a diferencia de los delitos contra la vida silvestre.
«Hay múltiples rastros forenses, pero los veterinarios, los guardabosques, los policías, simplemente destruyen los rastros. Eso significa que no se puede iniciar una investigación», explicó el director ejecutivo de la Academia Forense de Vida Silvestre. Solo alrededor del 5% de los casos de caza furtiva en África que se llevan a los tribunales terminan con la sentencia de los perpetradores.
Rinocerontes y elefantes se encuentran entre los animales con mayor riesgo de caza furtiva ilegal, así como el pangolín, que «está casi extinto». Según la consultora Environmental Assurance, la caza furtiva ilegal de pangolín ha alcanzado «proporciones epidémicas» en Sudáfrica y en los últimos 10 años se estima que más de un millón de estos mamíferos han sido cazados furtivamente.
En 2021 hubo 189 arrestos en relación con actividades de caza furtiva de rinocerontes, en comparación con 156 en 2020, según datos del Ministerio de Silvicultura, Pesca y Medio Ambiente de Sudáfrica. Según el departamento, de los 38 veredictos emitidos por los tribunales en 2021, 37 casos resultaron en la condena de 61 cazadores furtivos o traficantes de rinocerontes.
En cuanto a la labor de esta academia de Sudáfrica que enseña técnicas forenses importantes para erradicar la caza furtiva y otros delitos, la institución trabaja con universidades en el extranjero para capacitar a estudiantes internacionales en el centro, que está ubicado en una reserva de vida silvestre cerca de Ciudad del Cabo.
A través de asociaciones con universidades extranjeras, la Academia Forense de Vida Silvestre y su fundación pueden otorgar becas a guardabosques locales que de otro modo no podrían pagar los cursos. En los primeros años de existencia de la academia han establecido alianzas con 15 universidades holandesas.
Si bien la educación de los locales es imprescindible para garantizar una mayor investigación ante ciertos casos, los especialistas sostienen que proteger la valiosa vida silvestre de África necesita también del apoyo de la policía y el sistema judicial en lugar de depender solo de programas de conservación como la Academia Forense de Vida Silvestre.