Desde su descubrimiento hace más de un siglo, el «Meteorito Hoba» en el norte de Namibia sigue siendo un enigma para la ciencia y una maravilla para los visitantes. Con un peso impresionante de 61 toneladas, este coloso de hierro es el meteorito más grande encontrado en la Tierra.
El hallazgo tuvo lugar en 1920, cuando el dueño de la granja Hoba West, mientras araba con un buey, escuchó un sonido metálico que lo llevó al descubrimiento de este tesoro celestial. Aunque su descubrimiento data de hace un siglo, los científicos estiman que el meteorito tiene una antigüedad de 300 millones de años, llegando a la Tierra hace menos de 80.000 años.
Lo más sorprendente del «Meteorito Hoba» es su ausencia de cráter a su alrededor, un fenómeno inusual para los meteoritos de su tamaño. Los expertos sugieren que su entrada a la atmósfera terrestre pudo haber sido tan lenta que no generó el impacto típico que se esperaría. Otra teoría plantea que rebotó sobre la atmósfera o cayó sobre hielo, borrando cualquier marca en el terreno.
A lo largo de los años, este gigante de hierro atrajo la atención de coleccionistas y científicos por igual. Hasta que fue declarado monumento nacional en 1955, algunos se llevaron fragmentos como recuerdo. Se estima que se han desprendido unos 25 kilogramos del meteorito original, dispersándose en colecciones de todo el mundo.
En 1980, el propietario de la granja lo donó al gobierno namibio, convirtiéndolo en un atractivo turístico notable. Hoy en día, el «Meteorito Hoba» es una parada obligada para los visitantes de Namibia, que pueden maravillarse ante esta maravilla cósmica en su vasta extensión.
Este gigante de hierro no solo representa un enigma científico, sino también una ventana a la historia del cosmos y la evolución de nuestro entendimiento sobre los objetos celestes. Su presencia nos recuerda la vastedad y la belleza del universo, y nos invita a seguir explorando los misterios que yacen más allá de nuestro planeta.