Desde este miércoles 29 de julio, los extranjeros podrán ingresar a Brasil siempre y cuando lo hagan a través de vías aéreas. Brasil reabre sus fronteras y el anuncio resultó un tanto polémico al coincidir con el día en que el país liderado por Jair Bolsonaro presentó unos 1.595 fallecidos por COVID-19, su marca más alta de muertes diarias desde que padecen la pandemia.
El principal objetivo de la apertura de fronteras a los extranjeros que lleguen por vía aérea comprende el interés por reanimar la industria turística en el país. Esta consiste en una de las actividades más importantes que contribuyen a la economía de Brasil y, tal como ha sucedido en otras partes del mundo, se ha visto desplomada ante la inesperada suspensión de actividades y tránsito de pasajeros.
Según han indicado desde la Confederación Nacional del Comercio de Bienes, Servicios y Turismo (CNC), la industria turística nacional ya puede padecer la pérdida de cerca de 122.000 millones de reales (unos 23.600 millones de dólares) por culpa de la pandemia.
Así mismo, según el Fondo Monetario Internacional, la mayor economía de América Latina sufrirá una caída del 9,1% del PIB este año. En efecto, se abrirán las fronteras tras cumplirse aproximadamente cuatro meses de cierre, y a pesar de que Brasil es destacado como el segundo país con más casos de COVID-19, llegando a un número de más de 90 mil fallecidos por el virus.
Por su parte, cabe mencionar que durante los próximos 30 días regirá un decreto que continúa la prohibición para el ingreso de extranjeros por vía terrestre o marítima.
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