Científicos logran revelar la verdad sobre la maldición de Tutankamón y la muerte de 20 personas

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Durante más de un siglo, la misteriosa sombra de la maldición de Tutankamón ha suscitado temor entre los arqueólogos. Desde el descubrimiento de la tumba del faraón egipcio, se han contabilizado 20 fallecimientos en circunstancias inexplicables, todos ellos asociados con aquellos que osaron perturbar el descanso del antiguo monarca. Sin embargo, tras años de especulación, un equipo de expertos ha arrojado luz sobre esta enigmática saga.

Egipto, tierra de secretos y maravillas ancestrales, ha sido testigo de la perpetuación de leyendas que han perdurado a lo largo de los siglos. En 1922, la tumba de Tutankamón se convirtió en el epicentro de una de estas leyendas, cuando Howard Carter desveló sus secretos al mundo. Según antiguos escritos, aquellos que se atrevieran a profanar el santuario del faraón enfrentarían enfermedades incurables y la muerte como única redención.

Durante décadas, la cifra de víctimas, incluyendo al propio Carter, alimentó la creencia en la maldición. Sin embargo, Ross Fellowes, desafiando lo sobrenatural, emprendió una investigación que desmitificaría los acontecimientos. En un artículo publicado en el Journal of Scientific Exploration, Fellowes reveló la verdad detrás de las muertes: el envenenamiento por radiación.

La tumba de Tutankamón, sellada durante milenios, actuó como crisol para la concentración de elementos radiactivos, como el uranio. Este contacto letal con sustancias tóxicas condujo a enfermedades como el linfoma de Hodgkin, que cobró la vida de Carter años después del hallazgo. Lord Carnarvon y otros también sucumbieron a este enigmático veneno.

El legado radiactivo de la antigua tumba se extendió más allá de Tutankamón, afectando incluso a las pirámides de Giza y sepulturas en Saqqara. Los cofres de piedra, especialmente el basalto, se revelaron como fuentes de radiación, superando los niveles considerados seguros en la actualidad.

Fellowes concluyó: “La naturaleza de la maldición estaba explícitamente inscrita en algunas tumbas, y una de ellas se tradujo proféticamente como: ‘Aquellos que rompan esta tumba encontrarán la muerte por una enfermedad que ningún médico puede diagnosticar y curar’”. Así, la verdad detrás de la maldición de Tutankamón se desvela, dejando al descubierto un oscuro legado de radiación que acechaba en las sombras del antiguo Egipto.

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