Cuando uno no cuenta con tanto dinero, como yo, te encuentras con pocas opciones a la hora de diseñar el interior de tu combi y la posterior construcción de todos sus muebles.
En principio, estuve dos meses pensando cómo quería que sea la que iba a ser “mi casa” del futuro próximo.
Varias imágenes venían a mi mente, pero no podía concretar ninguna. Subí varias veces a la combi con la cinta métrica para medir muebles que solamente estaban en mi imaginación. El tiempo seguía pasando y quedaba poco tiempo para comenzar el viaje, y con esto, poco tiempo para trabajar.
Tuve mucha suerte con amigos y no tan amigos que me empujaron para comenzar con esta construcción, que, hacerla por mi misma iba a ser imposible, por lo menos al principio; Pero en ese transcurso, me acorde de como fue el día que decidí que quería viajar y me inunde de miles de limitaciones y miedos. Pero lo hice, salí, viajé y estoy viajando. Por qué no iba a poder hacer yo misma mi casa.
Un sábado por fin logré hacer mi primer boceto del interior. Necesitábamos soldar pero esto si estaba “heavy”, teníamos herramientas, pero llamamos a un conocido y entre todos soldamos la estructura para armar el esqueleto de todo el mobiliario. Todo ese trabajo se realizó en un día, íbamos muy rápido porque los ayudantes se iban el martes.
El día siguiente realizamos todos los cortes en la casa de los materiales. No se veían muy bien, pero estábamos apurados. Era toda una combinación entre: “lo que podemos hacer”, “lo que nos gusta”, “lo que es más fácil”, esas eran nuestras premisas para trabajar.
En el momento donde ves que todo es un cuadrado, o rectángulo, con medidas perfectas, y cuando vas a poner las maderas, NO entran, es perfecto para agarrarte de los pelos, pensando, cuáles fueron los cálculos que habías hecho, y porque no encajaba.
Las curvas de la combi, que bautizamos como “curvas peligrosas” nos hacían dar dolores de cabeza. Pero con paciencia se iba armando de a poco.
Llegó el martes y los ayudantes se iban. Yo pensaba: ¿Y ahora?
Otra vez al estanque, pero evidentemente necesito que me empujen un poquito para retomar vuelo de vuelta, y ahí empezó a jugar una amiga importantisima para mi.
Todavía no me daba cuenta de la semana que iba a vivir.
Nos paramos delante de la combi las dos con una seriedad que duró alrededor de 4 minutos, y nos dimos cuenta que había un diseño que no cuadraba, algunos cortes estaban hechos brutalmente y como dos niñas, comenzamos a creernos que éramos carpinteras, electricistas, pintoras. Entonces ahí fluyó.
Sin miedos ni limitaciones, tomamos las herramientas como campeonas, empezamos a reconstruir lo que no nos había gustado, mejoramos los otros muebles, hasta el punto de decirnos. -Oh madre, ¡que nivel que tenemos! “Canchereamos” -como decimos en Argentina- haciendo referencia a lo bien que estábamos trabajando. Queríamos postularnos como trabajadoras de la casa de materiales, evidentemente habíamos cortado mucho mejor, y derecho.
Pasamos algo más de 4 días trabajando cerca de 12 horas, cortando piezas y lijando más de veinte veces para que nos entre en la curvita, necesitamos ver las cámaras de seguridad para contarlas.
«La Kombi» iba tomando forma de casa, y ese entusiasmo mezclado con ansiedad de ver los resultados, era nuestro motor para seguir metiendo garra. Nos dábamos cuenta que no había personas que pudiesen hacer las cosas con tanta dedicación, dulzura y exactitud que nosotras mismas.
Fuerza, coraje, amor. Fueron las claves para alcanzar este sueño. Quitarte de tu mente la idea de que no podemos hacer algo.
TODO lo podemos hacer, cuando queremos de verdad.
Si tenes dudas, mira los profesionales que trabajaron en estos videos:
Presupuesto
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Materiales utilizados: 120 dólares aproximadamente (-).
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Capacidad para pedir ayuda. Aumentò un 99% (+).
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Capacidad para recibir ayuda. Aumentò un 99% (+).
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Que tu jefe te preste herramientas. Objetivo alcanzado (+).
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Capacidad artística para realizar un dibujo. En baja 30% (-).
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Perder el miedo de usar herramientas grandes (+).
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Amor por conseguir tus sueños. Al tope, 100% (+).
