Las profundidades de la tierra guardan secretos asombrosos y la cueva de Naica, en el sur de Chihuahua, es un tesoro oculto de la naturaleza. En este laberinto subterráneo, se hallan enormes cristales que parecen salidos de una novela de fantasía, con colores blancos que dejan sin aliento a los visitantes.
La mina de Naica, que data de 1794, fue clausurada en 2015 por una inundación. En sus profundidades, se extrajeron plata, zinc y plomo, pero fue en el año 2000 cuando los espeleólogos Eloy y Javier Delgado descubrieron la deslumbrante Cueva de los Cristales. Estos cristales de selenita, algunos de hasta 12 metros de largo, se encuentran a unos 300 metros bajo tierra, creando un espectáculo natural único.
El proceso de formación de estos megacristales se remonta a millones de años, generado por condiciones extremas de temperatura y humedad. La anhidrita presente en las rocas se transformó lentamente en yeso y luego en selenita, una variedad cristalina impresionante.
La temperatura en estas cuevas alcanza los 45°C, llegando hasta los 50-60°C, con una humedad del 90% al 100%. Estas condiciones extremas, originadas por aguas termales y una capa de magma subterráneo, propiciaron el crecimiento monumental de estas estructuras cristalinas.
Las cuevas de Naica representan uno de los descubrimientos más sorprendentes en la historia de la espeleología, revelando una belleza subterránea única en el mundo. Este lugar extraordinario es sin duda un destino fascinante para explorar y maravillarse ante la grandiosidad de la naturaleza.
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