El país en donde todos tienen una sonrisa en la cara y te la contagian

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Redactor
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República Dominicana tiene la gente más sonriente que conocí. Siempre un gesto de alegría a disposición en cualquier momento y situación. Tal vez sea porque la vida que viven tiene ritmo tropical de verdad, bachata, merengue, son, atabales, pambiche, tumba, por nombrar algunos de los géneros musicales que podés escuchar en sus playas, montes y ciudades. Todo es una excusa para alegrar la vida.
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Una vida a flor de piel, todo es ahora, viven el presente y se nota su predisposición a que así sea. Por ejemplo, una vez, llegué al aeropuerto Las Américas a las 11:00 de la noche un 30 de diciembre. Había poco movimiento en el salón principal del aeropuerto de su capital Santo Domingo, mientras salía por las puertas corredizas, veo dos guardias de seguridad con ropa militar, que estaban con una tremenda escopeta ithaca cada uno y al pasar les pregunto:
-Disculpen…¿Dónde puedo tomar una Presidente (la cerveza típica del país) por acá?
– Mire, a tres cuadras hay un bar, pero espere lo acompañamos.
Me quedé helado, ya caminaban conmigo, me querían ayudar a cargar con el equipaje, y estaban listos para empezar la noche. No lo podía creer, encima solo lo había dicho al pasar, por decir algo, yo estaba con las valijas en el carrrito y tenía que ir al hotel, pero se lo tomaron al pié de la letra. Al final, suspendí la acción inmediatamente, era demasiado subrealista, hacía un minuto que había llegado y ya me escoltaban dos guardias armados, que abandonaban su trabajo para ir al bar a tomar cerverzas conmigo. Me quedé hablando un rato con ellos en la parada de taxi mientras llegaba uno y entre las idas y vueltas de la charla la alegría se me contagió, empecé mi viaje por República Dominicana con un toque de buena onda espectacular, que siguió un momento después con el taxista y así sucesivamente, pasé un fin de año sin igual.
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En el inconciente colectivo de cualquiera que viva en alguna región donde existen las 4 estaciones: Palmeras, playas y ron son sinónimos de este país. Cuando tu compañero de oficina te dice que se quiere ir de vacaciones al caribe, te aparece la imagen clásica de estar tirados en la playa, bajo una palmera, con un vaso de ron con cola y dos hielos en la mano. Pero… ¡Qué sería de este sector de la Isla La Española sin su gente! En cada rincón de cada pueblo, hay una historia que merece la pena ser vivida, por eso si vas a ir a un Resort All Inclusive, tienes que salir del paquete turístico, alquilarte un auto y recorrer un poco; es indispensable para entrar en el día a día de una sociedad abierta y amable.

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Las fiestas agrupan todo el bagaje cultural que las distintas etnias supieron mezclar. Los indios taínos, los africanos y europeos, se amalgamaron con una identidad muy fuerte y están presente en todas sus costumbres; música, gastronomía, religión y danza. Las reuniones familiares son tremendamente numerosas, a la que  siempre está por llegar alguien mas. Todos hablan alto y a la vez, decenas de chicos que corren y no paran de reir y divertirse. Mientras los mayores juegan al dominó para justificar la necesidad de juntarse a reir y hacer bormas.
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La falta de apuro no le dá espacio al aburrimiento, durante el día la playa es un imán para todos los que pueden ir y a la noche en los bares y clubes nocturnos, no hay quien se resista a a bailar un merenguito, las canciones de Bonny Cepeda y Juan Luis Guerra. Una cultura que parece sin lugar para aquello que no sea alegría y felicidad. Idiosincracia que ayuda a vivir de una forma agradable los problemas que cualquier persona tiene, pero los diluyen con una calidez incomparable.

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Ninguna reflexión se me viene a la cabeza. Soy mas fotógrafo que escritor, por eso armé este artículo, para que veas esos rostros, esas sonrisas que hablan de un estado del ser… del ser feliz. Todo depende de que mitad del vaso veas. Te invito a que te contagies de esta gente y veas la mitad del vaso lleno.

¡Saludos y hasta la próxima!

Alejandro Avampini

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