El reloj cósmico: La Tierra se prepara para días de 25 horas

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Un nuevo horizonte temporal se vislumbra en nuestro calendario diario: el mundo se encamina hacia días de 25 horas, un cambio que desafía nuestra comprensión sobre la rotación terrestre y sus consecuencias.

Recientes hallazgos de la Universidad Técnica de Múnich han resonado en medios globales al revelar un fenómeno de magnitudes cósmicas: la Tierra se encamina hacia una extensión de su día a 25 horas. Más allá de imaginarnos cómo serían estos días (añadiendo una hora a nuestra rutina), la incertidumbre se cierne sobre si este cambio es benéfico o perjudicial en términos generales.

Este hito científico fue alcanzado gracias a una actualización de precisión láser destinada a medir la velocidad de rotación terrestre. Un instrumento que, pese a sus limitaciones previas, ahora ofrece datos más precisos tras la implementación de un algoritmo mejorado.

Los resultados revelan fluctuaciones mínimas pero constantes en la rotación de nuestro planeta: apenas 6 milisegundos cada dos semanas. Este fenómeno proyecta un futuro en el que la duración de nuestros días se extenderá de las habituales 24 a 25 horas en los próximos 200 millones de años.

Este cambio no solo desafía nuestras concepciones del tiempo, sino que también impacta en áreas fundamentales como la meteorología, la predicción climática y la astronomía. Si bien este cambio se sitúa en un horizonte temporal inalcanzable para nuestra especie, sus implicaciones siguen siendo objeto de intenso estudio y debate.

Consultamos al Dr. Alejandro Farah Simón, miembro del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Programa Espacial Universitario (PEU), quien explicó a National Geographic en Español la relevancia de este cambio.

Según el especialista, el día a día que vivimos se rige por el promedio del tiempo solar, que es de 24 horas, pero para mayor exactitud se debe considerar el tiempo sideral, basado en estrellas de fondo, con una duración de 23 horas, 56 minutos y 4 segundos.

El aumento gradual en la duración de la rotación terrestre, atribuible a la interacción gravitatoria con cuerpos celestes como la Luna, ha sido un proceso casi imperceptible en términos humanos. Afortunadamente, este cambio ha sido lo suficientemente lento como para permitir a los seres vivos adaptarse a lo largo de millones de años.

«El cambio en la duración de la rotación terrestre tiene implicaciones en el clima de la Tierra. Afortunadamente, este es tan lento que ha permitido a los seres vivos adaptarnos al mismo por millones de años», concluye el experto.

Este avance científico proyecta una nueva dimensión temporal para nuestro mundo y sus habitantes, desafiando nuestra comprensión del tiempo y la vida misma en la Tierra.

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