El Valle de las Lágrimas, testigo silencioso de la tragedia del avión de la Fuerza Aérea Uruguaya en 1972, se ha transformado con el tiempo en un santuario de supervivencia, esperanza y resiliencia. Ubicado a 4,280 metros de altura en la cordillera de los Andes, este destino turístico se ha convertido en un lugar de peregrinaje para aquellos que buscan comprender la historia de los sobrevivientes.
Aunque las imágenes de 1972 capturan un paisaje muy diferente al actual, el lugar sigue resonando con la memoria de las 29 víctimas. Un santuario erigido en su memoria presenta una cruz de piedra, una placa conmemorativa y los restos sepultados de algunos de los fallecidos. Un monolito de chapa grabado con los nombres de las víctimas también rinde homenaje a aquel fatídico día del 12 de octubre.
En 1972, el aviador Julio César Ferradas, enfrentando condiciones meteorológicas adversas, inició un vuelo que cambiaría la historia. La baja visibilidad y la dependencia de instrumentos llevaron al trágico error de descender antes de cruzar los Andes, culminando en un impacto contra la montaña. Hoy, el Valle de las Lágrimas encierra esa historia marcada por la supervivencia y la tragedia.
La popularidad actual del sitio se debe, en parte, al impacto de la película «Sociedad de la Nieve«, que ha revitalizado el interés en esta parte de la historia. Aunque las expectativas pueden chocar con la realidad al notar la falta de nieve perpetua, el glaciar, ubicado cerca de la frontera entre Argentina y Chile, ofrece un paisaje sorprendentemente diferente durante los meses de verano.
Las coordenadas exactas del Valle de las Lágrimas son: 34°45′54″S 70°17′11″O. La ausencia de nieve durante el verano brinda a los visitantes una oportunidad única de explorar el paisaje en su forma más desnuda, contrarrestando las imágenes invernales grabadas en la memoria colectiva.
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