Jomfruland es una pequeña y alargada isla remota en la costa sureste de Noruega, frente al estrecho de Skagerrak y Dinamarca, a la que solo se puede acceder por mar. Su población permanente apenas llega a las 75 personas. El resto son viviendas que se utilizan principalmente durante las vacaciones.
La isla originalmente se llamaba Aur (Aurr, en nórdico antiguo), que significa «grava» o «arcilla húmeda«. Pero en los años 1400 y 1500 ya se conocía con su nombre actual, que vendría a significar algo así como “tierra vírgen” (jomfru significa «virgen«, quizás una referencia a la Virgen María o a sus aguas limpias y claras).
Hace pocos días, en la casa de una de las familias que viven de forma fija en el lugar, alguien perdió un pendiente en el patio trasero. Ni cortos ni perezosos, decidieron buscar el pequeño aro con un detector de metales. Y lo que acabaron descubriendo les dejó atónitos.
En lugar de encontrar la joya moderna, detectaron una señal debajo de un gran árbol detrás de su vivienda. Y cuando excavaron, se toparon con una serie de reliquias de un entierro vikingo que incluía dos adornos de bronce que, según los expertos, alguna vez estuvieron cubiertos de oro.
Cuando se dieron cuenta de lo que tenían entre manos, la familia dejó de excavar y se puso rápidamente en contacto con el gobierno local, según explican los responsables de patrimonio cultural del Condado de Vestfold y Telemark. Los investigadores apuntan que estos pueden ser los primeros artefactos de la época vikinga (793 a 1066 d.C.) que han aparecido en la isla de Jomfruland, lo que confirmaría que había gente viviendo allí hace más de 1.000 años.
Hasta el momento se habían encontrado varios montones de rocas sueltas en el suroeste de la isla y los especialistas creían que podrían ser partes de construcciones levantadas durante la época vikinga, quizás como un medio para reclamar la tierra y la ruta marítima cercana, aunque no existen registros escritos de ese momento.
El descubrimiento ahora de lo que parece ser la tumba de una mujer aristocrática, parecería confirmar que las piedras fueron, de hecho, puestas por los vikingos. El artefacto más grande encontrado en la tumba es un broche de forma ovalada que habría sido usado con un vestido sin mangas, característicos del siglo IX, para sujetar los tirantes de los hombros en la parte delantera.
Otro objeto fue más difícil de identificar. Los arqueólogos finalmente han podido determinar que también es un broche, aunque en este caso, con forma circular. Se han encontrado moldes para este tipo de ornamentos en sitios arqueológicos en la ciudad de Ribe (Dinamarca), que fue fundada en el siglo VI.
Ambos broches estaban decorados con intrincados grabados de animales y patrones geométricos. Estaban hechos de bronce y tenían rastros de oro, lo que indica que habían sido dorados, afirman los expertos. El hecho de que la tumba estuviera en un patio (y no en una granja) ayudó a preservarlo durante siglos.