[Entrevista] Viajaban de Chile a Alaska en una combi del ’89 hasta que la pandemia cambió su destino

viajeros
Redactor
¡Valora esto!

Daniel y Vanesa partieron hace ya tres años desde Chile en una combi Volkswagen del año ’89 con un sueño en común: llegar a Alaska. Después de renunciar a sus trabajos y motivados por el sueño de viajar sin tiempos, el camino los llevó a recorrer la Patagonia chilena y argentina, Uruguay, Brasil, las cumbres altiplánicas de Perú y Bolivia, Ecuador, Colombia y México.

Sin embargo, la pandemia y la llegada de una nueva integrante familiar los sorprendió en México, alterando su ruta por completo. Y es que viajando han aprendido a no planificar demasiado, pues todos los días acontecen situaciones que lo cambian todo.

Ambos afirman que no es la primera vez que el universo impone su camino a su manera y de esa manera sienten que están en el lugar indicado en este preciso momento.

En el trayecto, Daniel y Vanesa visitaron diversas escuelas rurales locales de cada país que visitaron, en donde realizaron un taller que lleva por nombre «Pintando Sueños», el cual busca motivar los sueños de los niños que participan dibujándolos en un mural.

En una entrevista con Intriper, Daniel y Vanesa nos invitaron a formar parte de su recorrido y compartieron con nosotros aquellas incertidumbres y miedos que genera viajar en tiempos de pandemia.

¿Qué los motivó a encarar este proyecto juntos?

Siempre nos gustó viajar. Mientras estudiábamos lo hacíamos como mochileros, sin embargo, siempre teníamos una fecha de regreso. Desde entonces, se fue forjando en nosotros la idea de viajar sin tiempos establecidos como un sueño ideal. Un día, en una escapada de fin de semana, conocimos a una pareja que vivía viajando, y nos dimos cuenta que no había que ser millonario para hacerlo, que en realidad era una cuestión de actitud y decisión para atreverse a dar el paso. Entendimos que simplemente era una opción de una vida distinta a la que nos había enseñado el sistema tradicional.

De esta forma, nuestros sueños fueron uniéndose y  tomando forma. Nos dimos cuenta de que viajar sin tiempos y tener un taller de arte itinerante eran anhelos que iban de la mano. Así nació el proyecto «Pintando sueños»: viajamos por el continente visitando escuelas en todos los países, para transmitir la convicción que nos mueve «si lo sueñas y lo deseas, lo puedes alcanzar». Los chicos, al participar del taller, una vez que conversamos sobre realizar sus propios sueños, dibujan y pintan en un mural, para que permanezca siempre visible y no se olviden nunca de ese mensaje.

¿Qué destinos recorrieron durante estos tres años en ruta?

Arrancamos en enero del 2017 con rumbo al sur, partiendo desde Viña del Mar, nuestra ciudad natal. Fuimos bajando hacia el sur de Chile, cruzando todas las regiones hasta llegar a la ciudad más Austral, Punta Arenas.

Después cruzamos el estrecho de Magallanes, pasamos la ciudad de Río Grande y finalmente llegamos a Ushuaia. En pleno invierno, comenzamos a subir con dirección al norte para unir Ushuaia con Alaska. Vistamos Río Grande, Río Gallegos, Calafate, el Chaltén, Piedra Buena, Caleta Olivia, Puerto Madryn y Península de Valdez.

Luego, seguimos rumbo al norte con miras a Alaska. Sin embargo, antes de pasar de Argentina a Bolivia, decidimos desviarnos “un poquito” e irnos hasta Uruguay. ¿El motivo? Deseábamos bañarnos en el mar nuevamente y si entrábamos a Bolivia antes, pasaría mucho tiempo sin poder hacerlo. Además era el mes de enero, el verano recién comenzaba.

Así llegamos a Uruguay, en donde permanecimos 1 mes completo recorriendo sus costas. Luego entramos a Brasil y recorrimos este inmenso país que realmente nos atrapó: así atravesamos todas sus costas por 6 meses. Aprendimos el idioma y también descubrimos nuevas formas de
financiamiento del proyecto que llevamos.

Más tarde recorrimos la Guyana Francesa y Surinam hasta que regresamos a Brasil para navegar por el río Amazonas. Sin dudas, una de las experiencias más salvajes que vivimos. En este tramo conocimos una aldea indígena de la zona de la “chiquitanía” (en la frontera Brasil-Bolivia) y convivimos con ellos algunos días, en donde pudimos hacer un lindo mural con los niños de la aldea.

Seguimos ruta hasta Bolivia, en donde estuvimos 2 meses recorriendo el Altiplano. Luego cruzamos a Perú, en donde recibimos la visita de nuestra
familia, por lo que pasamos 2 semanas con ellos viajando todos en la combi. Después bajamos hasta la costa Peruana, a Nazca, y comenzamos a subir por toda la costa peruana hasta Ecuador.

Sin embargo, cuando llegamos a Colombia, nuestros planes cambiaron por completo: aquí nos enteramos que seríamos padres.

Después de pensarlo muchísimo, tomamos la decisión de avanzar hasta México. Era un país que deseábamos mucho conocer y sabíamos de experiencias de otros viajeros que tuvieron hijos en este país, por lo que nos daba confianza su sistema de salud.

Y cuando llegaron a México los sorprendió la pandemia, ¿cómo se vivió allí?

Ya llevábamos 2 meses en este país cuando recién se empezaron a escuchar noticias de casos de coronavirus. Estábamos atravesando el país hacia una región que nos había recomendado una pareja de amigos para tener a nuestro bebé. Aún nos faltaban unos 1000 km para llegar a ese destino cuando comenzamos a escuchar con cada vez más frecuencia las alertas de pandemia en México y, a pesar de que el gobierno acá no tomó acciones estrictas desde el inicio, muchas comunidades comenzaron a cerrar los ingresos.

Nosotros estábamos muy atentos a lo que transmitían otros viajeros en distintos países del sur y Centroamérica por las redes sociales, en donde muchos manifestaban que estaban siendo expulsados de lugares y hasta agredidos en algunos casos.

Finalmente, llegamos a un pequeño poblado, San Andrés Zautla, pueblo campestre a las afueras de la ciudad de Oaxaca. Al poco tiempo, se acercó un operativo policial para pedirnos que nos fuéramos por “medidas de seguridad”. Por suerte, una persona del pueblo intercedió y nos llevó con su familia, a quienes les alquilamos una cabaña, en donde estamos actualmente refugiados.

¿Cómo han podido sortear los obstáculos económicos que nos trajo la pandemia?

Lo cierto es que al estar viajando, aprendes muchas habilidades que no te imaginarías, en mi caso una de ellas, fue aprender a hacer artesanías, tejidos de macramé con insertos de piedras principalmente con lo que comencé a generar con ventas. Por otra parte, muchas de las fotografías que tomamos durante el viaje se transforman en postales que también se venden.

Por otra parte, durante todos los años que trabajamos en Chile de nuestras profesiones antes de viajar, nos dedicamos casi exclusivamente a invertir, siempre pensando en nuestro sueño de viajar por mucho tiempo. Así fue que nos hicimos de unos bienes raíces, entre ellos nuestra propia casa, de los cuales actualmente recibimos un presupuesto base todos los meses, con el cual hemos aprendido a adaptarnos en estos tiempos de pandemia.

Vanesa siempre ha tenido habilidades con la pintura y comenzó a diseñar y pintar murales de pequeñas y grandes dimensiones en hostales, restaurantes, bares o cualquier tipo de comercio que quisiese embellecer sus instalaciones o publicitar.

¿Cómo se vive un embarazo lejos de casa?

Estamos tranquilos y bien atendidos: en México el sistema de salud público tiene una política de atención a las mujeres embarazadas sin importar su situación o nacionalidad. Y a un costo simbólico más que nada. Ya tenemos registro en el centro de salud del pueblo y estamos llevando todos nuestros controles allí.

Ya visitamos el centro y al equipo de personas y nos da mucha confianza tener a nuestra hija aquí.

Al ser un pueblo pequeño, la atención es casi personalizada, por lo que estamos muy contentos. En México son muy populares las “Casas de parteras”, una forma de parto reconocido y acreditado por el sistema de salud del país, compuesto por equipos mixto de parteras tradicionales y médicos profesionales con equipos tecnológicos necesarios para practicar partos humanizados y naturales, en donde tanto padre como madre participan de todo el proceso.

¿Planean llegar a Alaska cuando se normalice todo?

No lo podemos decir en este momento: nos gustaría seguir, queremos hacerlo, hemos conocido muchas familias viajeras con niños de diferentes edades, no es un impedimento. Pero también sabemos que muchas de nuestras decisiones futuras ya no sólo dependerán de sólo nosotros dos, sino también de nuestra hija.

Debemos aprender a conocerla, a sentir qué es lo que necesita y lo que sea mejor para ella. Por ahora el plan es esperarla en estas tierras, que crezca un poco y se fortalezca para más adelante tomar una decisión entre todos.

Viajando hemos aprendido a no planificar demasiado, pues todos los días acontecen situaciones que lo cambian todo. Como muchas veces ha sido, el universo nos trajo a donde estamos actualmente y realmente sentimos que estamos en el lugar indicado para este preciso momento.

¡Valora esto!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *