Existe una tela que es tan cara que avergüenza a la cachemira y la seda. Pero si la compras, la vendes o la posees, en realidad eres un criminal.
Sí, la ropa hecha con este material en particular no solo puede dejarte con graves gastos de bolsillo, sino que también puede acarrearte una multa de seis cifras y cinco años de prisión en Estados Unidos.
Una fuente dijo a Elle Decor: «Es el fruto prohibido de las telas. No pesa nada y la vicuña [otra tela de lujo hecha de camélidos vicuñas sudamericanos] es como papel de lija en comparación».
Hablamos del shahtoosh, que se elabora con el pelo del chiru, un antílope tibetano en peligro de extinción, y que es objeto de gran deseo por su rareza y su textura supersuave.
Su atractivo comenzó en la década de 1990 con el auge de las pashminas, chales de cachemira de colores brillantes, hechos con lana de cabras montesas tibetanas, que rozaban los hombros de toda mujer bien vestida.
Su exótico nombre y origen atrajeron a la gente a la pashmina, pero la palabra rápidamente se usó para describir cualquier cosa que mantuviera el cuello caliente.
Cuando la tendencia alcanzó su punto máximo, se podía comprar una ‘pashmina’ a precios muy bajos en vendedores ambulantes y en las tiendas de regalos del templo Hare Krishna.
Al igual que la pashmina real, el shahtoosh también es originario del Himalaya, pero en lugar de pelo de cabra, está hecho del pelaje del chiru, una especie de antílope autóctono del Tíbet.
Desafortunadamente, para obtener la lana, es necesario matar al chiru. Esto llevó a que el animal fuera clasificado como en peligro de extinción en la década de 1970 y que su matanza fuera ilegal.
Por supuesto, esto solo hizo que el shahtoosh fuera más raro y deseable, y los cazadores furtivos vendían los chales por hasta 15.000 dólares.
Rápidamente, se pusieron a la venta en tiendas de lujo y comenzaron a aparecer en revistas en 1998.
Luego, los gobiernos de todo el mundo comenzaron a tomar medidas enérgicas contra su importación.
Ahora es ilegal poseer shahtoosh e ingresar la tela a Estados Unidos (uno de los principales mercados).
En 2001, se informó que un grupo de mujeres de alto perfil, incluida la supermodelo Christie Brinkley, habían recibido citaciones judiciales por poseer shahtoosh.
En ese momento, la socialité Denise Hale le dijo a Vanity Fair: “Cariño, todos los que conozco tienen uno o dos. O tres, cuatro o cinco. Esta es la primera vez que escucho que es ilegal”.
Aparte de la rareza del shahtoosh, sus hilos superfinos y su textura suave lo hacen extremadamente deseable.
La fuente de Elle Decor dijo: «Se siente como si hubiera sido tejido con el cabello de un ángel caído del cielo».
Pero, a menos que tengas 15,000 dólares de sobra y estés dispuesto a tener antecedentes penales, tendrá que esperar.