Sevilla: hogar de palacios, naranjas y, ahora, un brillante reciclaje cívico innovador que hará que millones de toneladas de fruta se conviertan en electricidad.
Cuando el aire primaveral se espese con el olor a azahar y la ciudad esté en su momento más hermoso, la mayoría de los 5,7 millones de kilogramos de naranjas de los 50.000 naranjos amargos de la ciudad terminan aplastados en las aceras de la ciudad.
Las moscas pululan alrededor de estos montones de naranjas fermentadas y pegajosas que se aplastan entre las losas al pasar los automóviles, un verdadero dolor de cabeza para el departamento de saneamiento de la ciudad.
Emasesa, la empresa que controla una gran cuota de mercado de las necesidades de tratamiento de agua y alcantarillado de Sevilla, ha decidido tomar todo ese jugo de naranja y convertirlo en un jugo diferente.
“Emasesa impulsa un proyecto piloto en la depuradora de Copero por segundo año consecutivo para generar energía limpia gracias al jugo de naranjas amargas de las calles de la ciudad”, se lee en un comunicado de prensa de la web de la empresa.
El jugo de las naranjas amargas es rico en fructosa, que consta de cadenas de carbono muy cortas. Esto hace que el proceso de fermentación se caliente; suficiente para alimentar cinco hogares por día con solo una tonelada de naranjas.
El resto de la naranja que queda se convierte en abono para regenerar el suelo en los campos locales.
El equipo detrás del proyecto, según un informe de The Guardian, cree que si todas las naranjas de la ciudad que no se exportaron a Gran Bretaña, donde se utilizan para hacer mermelada, se enviaran a las plantas eléctricas de metano, 73.000 hogares de Sevilla recibirían energía verde, o quizás naranja, durante la temporada de cosecha.
