Esta es la historia de una familia viajera que vive la vida en Kombi: miedos, desafíos y aprendizajes

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Editora / Travel Content Editor
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Cómo es dejar atrás tu casa y hábitos propios de adultos en el sistema social, cómo organizarse con el dinero, cómo buscar posibilidades de ingresos económicos para sustentarse cuando el objetivo es moverse de un lado a otro, cómo es educar a una niña en edad de escolarización, cómo sobrevivir al desapego, cómo aprender a sentir dolor a miles de kilómetros de tu ciudad, cómo convertir la rutina de pareja en algo que no se vuelva tedioso, cómo visualizar objetivos e ir tras ellos… Ni más ni menos que ‘¿cómo?’.

La historia que disfrutarás a continuación es la historia de Viva la Vida en Kombi, protagonizada por Magui y Sergio, una pareja que recorre el mundo junto a Victoria, ‘Viky’, su hija de sólo 7 años.

Tal como registran y relatan a través de su Instagram, las palabras que se escriben bien podrían concebirse como el diario de ruta de una familia ensamblada con reflexiones de una vida en movimiento y las respuestas a muchas de las preguntas que nos habremos hecho alguna vez en cuanto a la vida nómade.

Desde hace un año viajan por toda Sudamérica. Ahora, de regreso en Buenos Aires, cuentan a Intriper cómo ha sido y es su vida en Kombi: emoción, alegría y hasta un poco de nostalgia. Mientras tanto, ultiman los detalles de una nueva travesía que los llevará a Estados Unidos, Candá y Alaska, para luego bajar a México.

Si bien lejos están de querer convertirse en consejeros, cada una de sus anécdotas te sumergen en la creencia de que el mundo está afuera y que, cada vez que se pueda, es necesario salir a mirar con nuevos ojos hasta el rincón más conocido.

Una aventura en familia, relatado por Viva la Vida en Kombi

Somos una familia ensamblada. Los tuyos, los míos y los nuestros. Magui (34 años) y Sergio (42 años). Matías (12 años), Delfina (10 años) y Victoria (7 años).

Por razones de la vida, Matías vive con su papá y Delfi con su mamá, ambos en Buenos Aires. Aunque intentamos estar lo más presentes posibles a través de video llamadas, redes sociales o teléfono. Desde el primer día les explicamos a ellos cual era la finalidad de este viaje y siempre está abierta la puerta para que ellos se sumen, aunque sea durante las vacaciones de la escuela, siempre acordando con sus padres.

Obviamente que tomar la decisión de viajar indefinidamente no fue nada fácil. Ya que a uno lo invaden miles de preguntas y cuestionamientos sobre si es lo correcto.

Entendimos que esta decisión es un legado que también les queremos dejar a nuestros hijos. Que puedan ver que es posible salir de las estructuras conocidas y establecidas por un mundo que cada vez te invita más a tener que a ser. Que se puede ser feliz con poco, sin dejar de lado los sueños.

Los sueños son el motor de la vida y nos gustaría que el día que no estemos más, nuestros hijos nos recuerden como dos personas que, más allá de las dificultades, fueron tras sus sueños. Ese es el mejor de los legados que podemos dejarles.

Pero obvio que tuvimos muchos miedos. Comenzamos a inspirarnos mucho en familias viajeras de Argentina y el mundo. De más está decir que nuestros principales inspiradores, como para muchos, fue la familia Zapp. Compramos su libro y ese fue un motor importante. Otra motivación fue el libro de los chicos de Marcando el Polo, “Un Viaje Interior”. También miramos mucho Youtube y nos tratamos de ir relacionando por las redes con otros viajeros que ya estaban en el camino. Íbamos tomando cada palabra y experiencia y eso nos ayudó mucho. Aunque, claramente, una vez que salís vas forjando tu propia aventura.

Magui y yo nacimos en provincia de Buenos Aires pero desde hace 10 años vivimos en San Martín de los Andes, provincia de Neuquén. Viky nació en la Patagonia.

Magui es Licenciada en Hotelería, trabajó en varios hoteles de Buenos Aires y la Patagonia. Sergio estudió Licenciatura en Turismo, fue secretario de Turismo de San Martín de los Andes y durante los últimos años trabajó en Parques Nacionales de Argentina, específicamente como responsable del Departamento de Uso Público del Parque Nacional Lanín. Nos conocimos trabajando en un hotel en San Martín de los Andes. Yo ya vivía allí y Magui llegaba para hacer un trabajo supuestamente de temporada. Nos conocimos y no nos separamos. Ya hace 10 años que estamos juntos.

Siempre nos preguntan lo mismo. ¿Por qué eligieron viajar? Y siempre respondemos lo mismo. ¿Por qué no? ¿Por qué no ahora? Amamos viajar. Individualmente, y por razones laborales hemos podido recorrer bastantes lugares, pero lamentablemente nunca habíamos podido salir en familia. Así comenzó a gestarse la idea de iniciar un viaje que fuese mucho más que unas vacaciones de 15 días. Queríamos dejarle a Viky una experiencia de vida, pero sobre todo mostrarle que el mundo está repleto de gente buena, dispuesta a ayudar, a ser solidaria. Que no todo es malo como muestra la tele.

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La idea originalmente, surgió de parte de mía (Sergio). Al principio, Magui no estaba muy de acuerdo. Casi sin decir nada comencé a buscar un vehículo para comprar y acondicionar. Averigué en muchos foros de viajeros, y la Kombi resultaba ser la mejor opción por varios motivos: a comparación de otros vehículos era económica (al menos en ese momento lo era), tiene una mecánica simple y sobre todo tiene una mística que la hace única. La Kombi, por si sola abre puertas y saca sonrisas, de eso podemos dar fe. 

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Fue así que sacamos un crédito de 100.000 pesos y después de mucho buscar pudimos comprar una Kombi en San Martín, provincia de Buenos Aires. Pero hasta ahí todo era parte de un sueño, el cual no sabíamos realmente cuando íbamos a poder concretar. Hasta que, para la Navidad del 2017, Papá Noel me trajo una cartita con un calendario que decía “Poné fecha y salimos”.

Así fue como el sueño comenzaba a tomar forma de realidad. Pusimos fecha para el 6 de enero de 2019 y desde ese momento no hubo un día que no hayamos dedicado a acondicionar la camioneta y a pensar en nuestro viaje. No nos paró ni la nieve, ni la lluvia, ni el frío extremo del sur. Durante todo ese año dejamos de comprar en cuotas, cosa de no arrastrar deudas en la tarjeta de crédito, vendimos muchísimas cosas que teníamos en casa y no usábamos, hasta el día que debimos tomar la decisión de vender nuestro auto para poder terminar de armar la camioneta.

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El viaje en sí comenzó el 6 de enero, pero en realidad comenzó muchísimo antes. Hasta ahora llevamos recorridos muchísimos kilómetros. Más de 15.000 en la Kombi. Y muchísimos más si tomamos en cuenta que en el medio del viaje nos fuimos a recorrer gran parte de España.

Salimos de la Patagonia Argentina y cruzamos la frontera a Chile por el paso Tromen Mamuil Malal, recorrimos de sur a norte todo Chile, Perú, Ecuador y Colombia. Ahora regresamos a Argentina a visitar a la familia y en marzo nos vamos a Estados Unidos para recorrer Alaska, Canadá, Estados Unidos y México.

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Vivir de viaje es increíblemente impredecible. Y creo que eso es lo más lindo de esta vida nómade, el no saber qué te deparará mañana el camino, a quién vas a conocer, qué vamos a comer o dónde vamos a parar a dormir. Pero ahí te das cuenta el poder de adaptación que tenemos los seres humanos. Incluso para nosotros que somos dos personas ya adultas, las cuales hemos vivido durante toda nuestra vida de manera estructuradamente “normal”, y así y todo nos hemos adaptado a vivir de esta manera.

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No voy a negarte que al principio costó mucho. Al menos a mí me costó bastante hacer ese “click” interior y darme cuenta que esta es una experiencia única y que había que disfrutarla. Por más que parece una frese hecha y trillada, cuesta mucho salir de la famosísima “zona de confort” y lanzarse a lo desconocido. Pero no sabes qué lindo que es darte cuenta que vos y tu familia pueden vivir sin un montón de cosas que siempre consideraste imprescindibles. Creo que esa es la mayor satisfacción.

Y en viaje, uno se va adaptando a prescindir de algunas cotidianidades. Las pocas veces que requerimos un médico fue porque Viky tenía unas líneas de fiebre y la verdad que siempre fuimos a un hospital o centro de salud y nos atendieron de manera impecable, y hasta nos dieron los medicamentos. Todo gratuito.

En Colombia, Viky se cayó de un sube y baja y se fisuró el húmero. Por lo que tuvimos que ir a un hospital en Medellín. Nos atendieron bastante bien pero tuvimos que pagar unos 50 USD por la consulta y las placas.

En el caso del estudio de Victoria nosotros optamos por el SEAD (Sistema de Educación a Distancia) que depende del Ministerio de Educación de la Nación y realmente estamos felices. Es un sistema complementario a la educación tradicional para chicos argentinos que viven en el exterior del país, y está especialmente diseñado para que los niños no pierdan las raíces con Argentina. Una vez que te inscribís al sistema, desde el SEAD te envían los contenidos y la currícula del año de cursada y los padres pasamos a ser los “maestros” dándole esos contenidos. Nosotros optamos por dividirnos las materias. Magui da matemáticas y yo Lengua, Ciencias Sociales y Naturales. Lo más difícil fue que Viky entienda que durante los momentos de clases no somos mamá y papá, somos sus profesores.

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Además hay que cumplir con los trabajos pedidos por la profesora a través de los foros y con las evaluaciones periódicas. El sistema es excelente, al igual que las personas que allí trabajan. En nuestro caso Viky también asistió a una Escuela en Ecuador por el tiempo que permanecimos allí.

Pero no todo es perfecto en la vida del viajero. Tuvimos que aprender y cambiar muchos hábitos. Por un lado, tuvimos que aprender a administrarnos con el dinero de otra manera. Entender que no estamos de vacaciones y que debemos trabajar del mismo modo o más de lo que trabajábamos en nuestra vida “normal”. La gran diferencia es que ahora nos damos el lujo de intentar generar dinero con lo que nos gusta y apasiona entonces eso hace que todo sea más fácil, aunque tengamos que trabajar todo el día. 

Aprender a convivir las 24 horas con el otro es una de las cosas que más cuestan pero que a la larga terminan siendo más gratificantes. Sentimos que en este tiempo nos hemos conocido muchísimo más y que los momentos compartido son genuinos. No hay tele, ni teléfonos que nos distraigan y eso está buenísimo. Aunque no vamos a negar que hay veces que daríamos cualquier cosa por estar solos encerrados en una habitación. En estos casos es fundamental aprender a desarrollar la paciencia y la tolerancia, y si es necesario salir a caminar una vuelta manzana al menos. Otra de las cosas que tuvimos que reorganizar fue el uso del baño químico que teníamos en la Kombi. En un espacio tan chico se pierden todo tipo de pudores. Lo bueno es que al grito de “evacuación” ya sabemos que debemos bajarnos todos para que el otro utilice el baño cómodamente.

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Hablamos de trabajo, y como sostenerse en un viaje de estas características es la pregunta del millón. En primer lugar, está bueno aclarar que no somos millonarios ni mucho menos. Tampoco tenemos sponsors que nos den dinero, solo tenemos emprendimientos que nos han ayudado con productos a cambio de ser fieles promotores de sus marcas. Por lo que si a partir de esta nota alguna marca nos quiere acompañar, será súper bienvenido!! ????

Nosotros tenemos nuestra casa en San Martín de los Andes, la cual alquilamos antes de salir y eso nos da un ingreso mínimo todos los meses. Hay que tener en cuenta que con cada devaluación que sufre el peso argentino, ese dinero es cada vez menos rendidor por lo que hay que administrarlo de la mejor manera. Al salir de viaje estábamos sumamente preocupados porque la plata no nos alcanzaba para nada. De hecho, varias veces pensamos en pegar la vuelta a casa. Pero dicen que en los peores momentos las personas sacan su mejor lado, y así fue. Empezamos a darnos cuenta que en el camino hay muchas formas por las cuales se puede generar dinero. Hicimos de todo: artesanías, pulseritas, atrapasueños, panqueques, jabones artesanales, etc. Pero también comenzamos a explorar y explotar nuestras pasiones. Dijimos, ¿que sabemos hacer? Pues, durante muchísimo tiempo trabajamos en el sector turístico y hotelero. Entonces comencemos a trabajar en eso. Y así fue que surgió la idea de llevar adelante consultorías online para emprendimientos y destinos turísticos. Utilizamos todas las plataformas posibles: Fecbook, Instagram y Wathsapp. Amamos la fotografía, el diseño web, y el community manager (o administración de redes sociales) entonces comenzamos a ofrecer bancos de imágenes asociado a estrategias digitales. También comenzamos a trabajar para algunas marcas que se vieron identificadas con nosotros y nuestro estilo de vida.

Nos apasiona dar charlas vinculadas al viaje y al cuidado ambiental, pero sobre todo al poder que tienen los sueños en las personas y como estos pueden torcer nuestras vidas. Entonces comenzamos a dar charlas, absolutamente ad honorem en escuelas y asociaciones.

Hicimos varios voluntariados. Hay plataformas específicas para ingresar y averiguar (Workaway o Worldpakers, son algunas de las más conocidas). A cambio de trabajos específicos, te dan alojamiento y comidas. Esta es una de las mejores formas de viajar, porque no solo permite conocer a fondo la cultura de un lugar, sino que también es una muy buena manera de no gastar dinero. En este sentido, estuvimos durante 15 días en una finca cerca de Cusco, en Perú. Y luego estuvimos cuatro meses en un hotel muy pequeño ubicado en el Valle del Intag, al norte de Perú, cuya dueña, Jimena Larregui, es argentina y nos sentimos como en casa y será una amiga que nos llevaremos para toda la vida, al igual que Marga, su mamá. En fin, entendimos que se puede vivir con poco y ser felices, tanto o más que cuándo creíamos tener todas las comodidades en nuestra casa de San Martín de los Andes.

Pero más allá de todo esto, lo mejor que nos pasó durante el viaje, sin dudas, fue la calidez de la gente que conocimos. En cada país hemos encontrado “ángeles” que nos han abierto sus corazones de manera totalmente desinteresada. Es increíble la empatía que genera un viaje de estas características. Mucha gente ve reflejados sus sueños en nosotros y eso hace que quieran ayudarte.

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Te cuento una anécdota cortita. Todo el mundo nos decía que Antofagasta, en Chile, era peligroso, que no pasemos. Pero el camino nos llevó allí. Recorrimos varios lugares para parar a pasar la noche, hasta que terminamos, muertos de calor en una estación de servicio. En ese momento se acerca una chica y nos dice “los venimos siguiendo por Instagram con mi hija desde Viña del Mar, ¿Cómo podemos ayudarlos?” La cuestión es que esa chica terminó siendo la dueña de la estación de servicios, nos llenó el tanque de combustible, nos hicieron cambio de aceite y filtros de la Kombi y nos pagó una noche en un hotel de Antofagasta para que pasemos la noche. Como esas historias tenemos miles. De gente que totalmente de manera desinteresada nos han ayudado durante todo el recorrido.

Lo peor que nos pasó fue la muerte de Paty, nuestra perrita de 14 años. Ella salió con nosotros de viaje, pero lamentablemente falleció de una manera muy fea en Baños de Agua Santa, Ecuador. Eso nos dolió muchísimo porque era parte de la familia y nos acompañó toda una vida. El aliciente que nos queda es saber que vivió plenamente sus últimos momentos de vida. Esta es la parte triste del viaje y no queremos hablar mucho al respecto.

Nuestra Kombi era nuestra casa. Y hablamos en pasado porque cuando decidimos regresar a Buenos Aires, vendimos a “Frida” (así se llama) en Colombia. Eso también es parte del viaje, entender que las cosas materiales son circunstanciales y pueden ir y venir.

Nuestro amor por esa camioneta es inmenso. Pero también entendimos que ya nos había dado muchísimas satisfacciones y que era el momento de soltar y dejar que otros viajeros la disfruten y sean felices tanto como lo fuimos nosotros. Ellos son Elena y Julio, una pareja de españoles que en febrero comienzan su viaje por Sudamérica, desde Colombia hacia Argentina.

Mucha gente nos pregunta ¿Cuál es el plan?, ¿hasta dónde piensan llegar? El plan original cuando salimos de casa, era unir toda América y llegar a Alaska. De hecho, sacamos las Visas de Estados Unidos casi dos años antes. Pero a medida que comenzamos a andar nos dimos cuenta de que Alaska no era una meta, era solo un nombre, un punto extremo que marcaba un supuesto final.

Nos encantaría poder recorrer Estados Unidos y Canadá, especialmente la zona de los Parques Nacionales y todas las bellezas naturales que tienen ambos países. Ese es un gran sueño y estamos haciendo todo para poder lograrlo.

En fin, ya pasó un año. Un año repleto de vivencias y experiencias que nunca más olvidaremos. Un año en el cual comprendimos que la gente de este mundo, en cualquier latitud del planeta, tienen como objetivo principal de sus vidas ser felices. Aprendimos a aceptar y tolerar las diferencias y entender que en la diversidad está la verdadera riqueza de este mundo. Aprendimos que para cumplir los sueños hay que actuar en consecuencia, eligiendo y tomando decisiones que te lleven a eso que soñás. Aprendimos a vivir con poco y a llevarnos mucho de cada persona que conocimos, de cada lugar que pisamos. Y sobre todo aprendimos a ser mejores personas, más amigables, más predispuestos y más solidarios.

Mucha gente nos escribe por Instagram pidiéndonos consejos o inspiración. Y la realidad es que no nos gusta mucho ponernos en ese rol porque creemos que cada uno tiene que vivir sus experiencias según sus tiempos. Pero si tuviese que dar una única recomendación es que vayan tras sus sueños, sea cual sea.

No hace falta irse a viajar por el mundo para ver la vida desde otra perspectiva. Y recuerden que todos tenemos fecha de vencimiento y que es preferible, siempre, arrepentirse de lo que se hizo que de lo que nunca se intentó.

Si quieres seguir de cerca todo el recorrido de esta familia viajera, puedes seguirlos en @vivalavidaenkombi en Instagram; darle like en Facebook o visitar su blog www.vivalavidaenkombi.com.ar. Además, pronto pondrán voz a todas sus reflexiones a través de podcast, un nuevo desafío en proceso.

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Un comentario

  1. Muchísimas gracias por compartir con nosotros tus vivencias de viajes, me encantan las fotografías , nos acercan más a los lugares que han visitado, así nos animan a comenzar a salir a recorrer el mundo.

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