El sobreturismo, atribuido al auge de los viajes pospandemia, está obligando a los países a tomar medidas para lograr un equilibrio entre un sector turístico saludable y una buena calidad de vida. Solo en las últimas semanas en Europa, una tienda de Barcelona multó a los turistas por mirar vidrieras sin comprar, Portugal multó a los bañistas por poner música demasiado alta en las playas y Ámsterdam tomó medidas drásticas contra los cruceros que ingresan al centro de la ciudad.
Y ahora, España se sube al carro. La histórica ciudad de Santiago de Compostela, hogar de la icónica catedral en la peregrinación del Camino de Santiago, está lista para introducir un impuesto turístico en un esfuerzo por frenar el exceso de turismo.
La ciudad registró 439,000 visitantes en 2022, mucho más que en tiempos previos a la pandemia, y está lista para recibir a más visitantes este verano.
¿Cuánto será? La propuesta es que se plantee una tasa turística a los hoteleros en 2025, y podría ser una tarifa por noche de entre 0,50 € y 2,50 €, según el tipo de alojamiento. Las autoridades españolas creen que el impuesto podría recaudar entre 2,5 y 3 millones de euros al año para la ciudad, que luego se utilizarían para mantener el centro histórico de la ciudad.
Aunque Santiago de Compostela no ha cobrado ninguna tasa (todavía), otras regiones de España ya han aplicado una tasa turística. Barcelona exige a los turistas que paguen una tarifa de entre 2,00 y 7,00 € por noche, mientras que las Islas Baleares cobran a los visitantes mayores de 16 años una tarifa de entre 1 y 4 € por noche.
“Quiero que Santiago de Compostela deje de ser solo un destino turístico y un parque temático”, dijo el recién elegido alcalde Goretti Sanmartín. “Quiero un Santiago del que no haya que huir por el turismo descontrolado. Aspiramos a… disfrutar de un sector turístico rico y próspero pero también de una ciudad cómoda y respirable”.
