Más de 200 personas han muerto en su intento por escalar el Monte Everest. La montaña ofrece opciones, aparentemente interminables, de morir: caer en el abismo, sofocarse, la falta de oxígeno, ser aplastado por rocas y los vientos en la cumbre pueden alcanzar la fuerza de un huracán. Los niveles de oxígeno dejan a los escaladores jadeando mientras que sus cerebros privados de oxígeno no les permiten tomar decisiones racionales. Algunos escaladores se detienen para un breve descanso sólo para vagar lentamente en un sueño profundo, para nunca despertar.
Sin embargo, los escaladores siguen probando sus habilidades -y suerte- en la lucha contra el Everest, a pesar de los peligros evidentes. De hecho, los vivos pasan al lado de los muertos congelados y preservados (por el frío) a lo largo de las rutas del Everest, con tanta frecuencia que muchos cuerpos han ganado apodos y sirven como marcadores de senderos. Éstos son algunos de los cuentos más coloridos:
El cuerpo de «Green Boots»
Un escalador indio que murió en 1996, y se cree que es Tsewang Paljor, se encuentra cerca de una cueva por la que todos los escaladores deben pasar en su camino hacia el pico. «Green Boots» (botas verdes en español) ahora sirve como un waypoint que los escaladores usan para medir lo cerca que están de la cumbre. Green Boots cumplió su objetivo tras separarse de su grupo. Buscó refugio en un saliente de montaña, pero en vano. Se sentó allí temblando en el frío hasta que murió.
David Sharp, el «amigo» de Green Boots
En 2006, el alpinista inglés David Sharp se unió a Green Boots. Se detuvo en, la ahora infame, cueva para descansar. Su cuerpo finalmente se congeló en su lugar, haciéndolo incapaz de moverse, aunque seguía vivo. Más de 40 escaladores pasaron frente de él mientras moría congelado. Lo más seguro es que los transeúntes supusieron que Sharp era el ya muerto Botas Verdes y por eso no lo ayudaron. Eventualmente, algunos oyeron gemidos débiles, se dieron cuenta de que seguía vivo y, demasiado tarde, intentaron darle oxígeno y ayudarlo a ponerse de pie.
La primer mujer en llegar a la cima
Francys Arsentiev fue la primera mujer estadounidense en llegar a la cumbre del Everest sin la ayuda de oxígeno embotellado, en 1998. Pero los escaladores no reconocen esto como un ascenso exitoso, ya que nunca volvió. Después de una dura caminata nocturna hasta el campamento, su marido, un compañero trepador, notó que estaba desaparecida. A pesar de los peligros, eligió volver a encontrar a su esposa. En su camino de regreso, se encontró con un equipo de escaladores uzbecos, que dijeron que habían tratado de ayudar a Francys, pero que tuvieron que abandonarla cuando su propio oxígeno se agotó. Al día siguiente, otros dos escaladores encontraron a Francys, que todavía estaba viva, pero en una condición demasiado mala como para moverse. El hacha y la cuerda de hielo de su marido estaban cerca, pero no se encontraba en ninguna parte. Francys murió donde los dos escaladores la abandonaron, y los escaladores resolvieron la desaparición de su esposo el año siguiente cuando encontraron su cuerpo un poco más abajo de donde se encontraba Francys.
Mucho festejo
El cuerpo de Shriya Shah-Klorfine se encuentra 300 metros por debajo de la cumbre del Monte Everest. Shriya alcanzó la cumbre donde permaneció durante 25 minutos celebrando su logro. Se quedó sin oxígeno en el descenso y murió de agotamiento.
2 comentarios
Los intrépidos escaladores deberían dejar un monto de 50 ó 100.000,- dólares como garantía para costear su rescate y/o retirar sus equipos AP basura abandonada. Y listo. Es hora que respetemos la Naturaleza, no se puede hacer cualquier cosa.
¿Qué ganan arriesgándose a morir así?. Un equipo de escala no cuesta menos de 10.000 dólares, con ese dinero comen muchos chicos y te asegurás una muerte más digna, pipistrilo!!.