El increíble trabajo pertenece a Ýrúrarí Jóhannsdóttir, una diseñadora islandesa que ha incursionado en prendas de punto y ahora optimiza el contexto de coronavirus para dar a conocer sus impactantes mascarillas con lenguas en 3D en serie.
Entre sus diseños se encuentran un modelo similar a un pasamontañas (con una cinta para la cabeza acompañando la mascarilla) del que salen largas lenguas que se curvan; una boca roja enorme con ortodoncia (de punto) incluida. En otro modelo, los labios cubren toda la parte inferior de la cara para revelar una enorme lengua rosa monstruosa que se extiende hasta el pecho, completa con pequeñas lenguas que parecen estar creciendo de ella.
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Sin embargo, su fanatismo por este tipo de diseños no surge de ahora, Jóhannsdóttir, de 27 años, ya lleva casi 2 años utilizando lenguas en sus diseños. La diseñadora afincada en Reikiavik empezó a hacer punto mientras estudiaba moda en la Escuela de Arte de Glasgow en Escocia: “Me encanta utilizar la máquina de coser, pero también me encanta tejer con mis manos, y siempre acabo volviendo a las caras extrañas”.
Según relata Vogue, antes de las mascarillas, Jóhannsdóttir se había centrado principalmente en la ropa, con prendas como jerséis de corte ancho con lenguas en 3D, o camisetas de manga larga adornadas con dientes y bocas de mentira. Algunas de sus prendas más extremas han sido expuestas en la galería Gallery Port de Islandia, entre ellas un jersey tradicional islandés con un estampado lopapeysa con una boca abierta repleta de dientes en el medio, además de dos manos desplomadas saliéndose de ella. Y aunque Jóhannsdóttir ha experimentado con otras partes del cuerpo y apéndices en sus prendas de punto, las lenguas siguen siendo su principal obsesión.
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El éxito de sus diseños llegó con la pandemia, ya que si bien en Islandia no ha sido decretado como obligatorio el uso de barbijos o tapabocas, los ciudadanos han optado por esta medida de prevención: “El gobierno sólo nos ha dicho que nos lavemos [las manos] bien, que mantengamos la distancia y que llevemos guantes en el supermercado” cuenta la diseñadora. “Alguna gente ha estado utilizando mascarillas, eso sí”.
Jóhannsdóttir considera que sus mascarillas son descaradamente grotescas, y comprenden únicamente como proyecto artístico. Como si se tratase más de una escultura que de una prenda de ropa, algo con lo cual anima a usar mascarilla y a expresarse con ellas.
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