¿Es mucho decir que La Habana es una de las ciudades más increíbles del mundo? Que es única y ninguna se le parece es un dato, no una opinión. Que es fotogénica, visual, dinámica, atrapante también son datos. Y es que verdaderamente no hay adjetivos de los clásicos que se utilizan en turismo para describirla. La Habana es el alma y el corazón de Cuba, es su capital, su ciudad más representativa, su orgullo y su dolor. La Habana es de esas ciudades con una personalidad que atrapa, con fachadas de durrumbadas y de colores, niños jugando fútbol o béisbol, jóvenes escuchando salsa y reggeaton en las calles conversando a los gritos con señoras sobre qué tiene que ir a comprar al mercado. La Habana te vuelve loco, te enamora, te llena de escenas sacadas de un libro que quieres retratar.
Si alguien te pregunta cuántos días tiene que quedarse en La Habana, te pone en un compromiso, una situación incómoda. Quedate el tiempo que la ciudad te invite. Descubrí su noche, sus personajes, hacete amigo de un local y que te lleve de paseo o que te abra las puertas de su casa. Te mostramos cómo aprovechar al máximo 48hs en La Habana!
Si bien los tours o itinerarios sólo le dan 2 días a La Habana, cada vez más gente decide tomarlo como un destino principal dentro de su viaje a Cuba y no un complemente de la playa, lo que históricamente fue.
Te dejamos aquí un itinerario de los imperdibles de La Habana, si es la primera vez que la visitas.
El Malecón
Casi de manera hipnótica las olas golpean contra el muro del Malecón: el escenario ideal para contemplar las aguas del Golfo de México. Allí se juntan cubanos a pasar el rato, escuchar música y hablar de la vida. En la parte rocosa del Malecón algunos tiran la caña a la espera de la cena. Nosotros miramos la escena mientras esquivamos el agua.
Esta avenida costanera tiene una extensión de ocho kilómetros y consta de seis carriles.
Plaza de la Revolución
Después de disfrutar del desayuno en la Casa de Leticia partimos rumbo a la histórica Plaza de la Revolución, testigo de actos de apoyo masivo a la Revolución Cubana. Estos 72.000 m2 son el lugar de cita del pueblo desde enero de 1959. y la convierten en una de las plazas más grandes del mundo
Sacamos las fotos inevitables a la escultura del Che y a la de Camilo Cienfuegos mientras la televisión se prepara para cubrir el funeral de Fidel Castro. Es visita obligada para la foto típica de La Habana.
Hotel Nacional
Inaugurado el 30 de diciembre de 1930, es uno de los hoteles más clásicos y emblemáticos de La Habana. Su lujo, elegancia, distinción y servicios de primera clase se mantienen intactos después de seis décadas de liderazgo respetado en la industria hotelera cubana. Es Monumento Nacional y está declarado Memoria del Mundo por la UNESCO
Atrapan la atención del visitante las galerías de los jardines que recuerdan los claustros monásticos de arcadas hispano-morunas, la planta principal semejante a tres naves paralelas de una iglesia del medioevo, o las simuladas vigas del techo que rememoran un viejo monasterio catalán con reminiscencias árabes.
Cuenta la historia que en diciembre de 1946 más de 500 mafiosos se reunieron en el hotel que cerró sus puertas para hospedar a los más renombrados jefes de las familias mafiosas de los Estados Unidos.
Por su historia, donde está ubicado y por su arquitectura es inevitable no darse una vuelta por este emblemático hotel. ¿Quieren tomar un mojito con la mejor vista del malecón? Vayan.
Plaza Vieja
Fundada en 1559 y rodeada de pintorescas casas coloniales de colores pasteles está ubicada en la intersección de las calles Muralla, Teniente Rey y Mercaderes, en el centro histórico. Se utilizó en un principio para ejercicios militares y ejecuciones públicas. Luego, como plaza de toros y mercado al aire libre.
Actualmente, está rodeada de bares, restaurantes y cafeterías. Por su colorido es una de las plazas más pintorescas de la ciudad. Un dato de color: si van un sábado es probable que vean la sesiones de fotos de quinceañeras.
Catedral de la Habana y alrededores
Es inevitable para quienes deambulan por el casco histórico de la ciudad no toparse con la iglesia más importante del país. Con más de 200 años de historia tiene reliquias, objetos religiosos históricos, sagrarios, y sepulcros antiguos. Dentro del templo se encuentra la imagen de San Cristóbal, el santo patrón de la ciudad de la Habana.
La Catedral se sitúa en la Plaza que lleva el mismo nombre y está rodeada, entre otros, por el Museo de Arte Colonial; la Casa del Marqués de Arcos; y la Casa del Marqués de Aguas Claras, actualmente el restaurante El Patio.
La Bodeguita del Medio
“Ya lo dijo Dulcinea, amante de Don Quijote, quien se toma aquí un mojito se relame hasta el bigote” dice un cartel en el interior de la Bodeguita, uno de los lugares emblemáticos de La Habana. Por allí pasaron Ernest Hemingway, Gabriela Mistral, y Salvador Allende, entre otras personalidades. Vale la pena solo por el decorado y su historia, el mojito es mejor en el Hotel Nacional.
View this post on InstagramQuién más necesita un mojito ahí, ahora? ????????♀️???????? @minturcuba
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Parque Central de la Habana
Frente al hermoso Capitolio se encuentra el Parque Central, inaugurado en 1877. Árboles, fuentes y esculturas decoran el paisaje. Es lugar de reunión de cubanos que se juntan para hablar de política y béisbol. Un dato: en su centro se encuentra la primera estatua de José Martí erigida en Cuba.
Por el lado de la calle Prado hay edificios que merecen un recorrido: el Gran Teatro de La Habana y el Hotel Inglaterra.
Bus turístico es una buena opción
Es la opción ideal si van con poco tiempo: es económico y funciona a horario. Además, es interesante el pantallazo que se ve desde arriba del bus de color rojo.
El Habana Bus Tour sale del Parque Central, muy cerca del Capitolio, Hotel Inglaterra y Hotel Parque Central. Importante: por motivos obvios el bus no recorre la Habana Vieja. De todas maneras, te deja cerca. Nosotros vimos lugares a los que de otra manera no podríamos haber visto, como por ejemplo, Miramar. El bus es un buen ejercicio para quedarse con ganas y volver a La Habana.
Plaza de Armas
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Es la plaza colonial más antigua de la ciudad -1519-. Está rodeada de enormes edificios coloniales, y palmeras y ceibas le dan sombra y un verde intenso. Si son amantes de los libros antiguos y le llaman la atención los objetos post revolución cubana como monedas y folletos deténganse un momento a contemplar parte de la historia latinoamericana.
En el centro de la plaza se eleva la estatua de Manuel de Céspedes, prócer de la guerra de los diez años. Cerca un grupo de señoras vestidas de blanco venden maní, un grupo musical hace bailar salsa hasta a un muerto y señores vestidos de colores llamativos fuman enormes puros y ofrecen fotos a cambio de una propina.
Antiguos almacenes San José
La pregunta del millón: ¿Dónde comprar recuerdos buenos, bonitos y baratos? El lugar ideal son los antiguos almacenes San José. Hay desde llaveros, instrumentos musicales, autos de madera a los que se les puede escribir a fuego el nombre del regalado, delantales para la cocina, adornos de madera, entre otros. Los precios empiezan en un CUC -1 euro-. Definitivamente es un buen lugar para pasar un rato y gastar algunos CUC. Atención: aquí les van a ofrecer habanos del mercado negro. Como les dijimos: en el Hotel Nacional tienen muy buen precio y se aseguran la autenticidad.
Para tener en cuenta: en Cuba circulan dos monedas, el CUC que es la moneda que utiliza el turista y el Peso Cubano, que es 25 veces más barato y es la moneda que utilizan los residentes. Un CUC equivale a un dólar.
Muy importante: es conveniente llevar euros ya que si llevan dólares cobran una tasa del 10% del total.
Dónde comer en La Habana
Aprovechamos la influencia española en la comida cubana y fuimos a comer paella a Donde Lis –Tejadillo 163-, un pequeño restaurante situado en La Habana Vieja. Excelente atención y una paella mixta extraordinaria con abundantes frutos de mar donde comen tres. Los precios son elevados pero vale la pena. Quedó pendiente la langosta al chocolate, lo primero que recomiendan. Para ver el menú hacer click aquí
Otro lugar recomendable es: El Chanchullero de Tapas –Tte. Rey 457-. Un bar rústico con pocas mesas de madera, una barra decorada con postales alusivas a la Revolución, banderas cubanas, cuadros de Fidel con el Che, una guitarra. Recomendamos fervientemente los camarones al ajillo y el revuelto de camarones. Tienen el mejor mojito y la mejor piña colada de la Habana. En el frente del local hay una placa que reza: “Aquí no estuvo Hemingway”. Un dato: ir con tiempo ya que hay gente esperando antes de que abra.
Para ver el menú hacé click acá.
En el distrito de Vedado fuimos al restaurante Café Laurent -Calle M e/19 y 21 No. 257 ático- un lugar elegante empapelado con periódicos de la década del 50. Recomendamos el picadito Laurent -10 CUC- y albóndigas con puré -8 CUC-. Buena relación precio/calidad e interesantes vistas desde la terraza. Un consejo: reserven antes de ir ya que suele estar lleno toda la semana.
Cerca del Hotel Habana Libre se levanta Coppelia, la heladería ideada en 1966 por Fidel Castro –hay una placa que lo asevera-. En esta mítica y enorme heladería blanca y azul solo aceptan pesos cubanos, moneda que no tenemos y la chica que atiende consigue cambiar. El resultado: dos bochas de chocolate y dos de vainilla. El precio: 20 centavos de euro la bocha. Increíble pero real.
El Floridita – el mejor daikiri del mundo
Floridita, también conocido como El Floridita, es un bar y restaurante de la ciudad de La Habana, Cuba, que funciona desde 1817 y se hizo mundialmente famoso gracias al escritor y periodista Ernest Hemingway, quien acostumbraba visitarlo con regularidad.
Su eslogan es «La cuna del daiquirí» y el propio Hemingway acrecentó su fama con una frase que atrajo a turistas de todo el planeta:»Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquirí en El Floridita».
Perderse entre las calles de La Habama
Caminar por sus calles adoquinadas es transportarse a la época colonial. Hay decenas de lugares para tomar algo, buena música y ambiente agradable. Más allá del Callejón del Chorro, una callejuela de película, vale la pena meterse por las calles internas. Allí se sale de lo turístico y se ven los edificios más pintorescos y menos arreglados que de noche tienen un encanto especial.