Casi todos los que visitan Río de Janeiro de manera frecuente tienen un lugar favorito para escapar del ritmo agitado de la vida de la ciudad ¡La ciudad está rodeada de refugios tranquilos y vistas impresionantes!
Siguiendo esta línea, a una hora en barco desde el centro, encontrarás la isla de Paquetá, un paraíso que tiene otro Rio de Janeiro para ofrecerte: aguas calmas, tranquilidad, vegetación y un estilo de vida que parece remontarse a un siglo atrás. Es una escapada para olvidarse por un rato del tráfico y el vértigo de la ciudad, perderse en sus serenas callecitas y acercarse a la naturaleza.
En esta isla, no hay automóviles, por lo que los visitantes y los lugareños la atraviesan en bicicleta o en un carrito de golf eléctrico. Muchos de los edificios han conservado sus fachadas coloniales, pintadas rosas pastel descoloridas, azules, amarillos y verdes.
¿Cómo llegar a la Isla de Paquetá?
Desde Plaza XV, en el centro de Río, parten todos los días los barcos que recorren casi veinte kilómetros hasta Paquetá, la isla ubicada en el centro de la bahía de Guanabara. Los primeros salen a las 5.15, 7.10, 10.30 y 13.30, pero lo más recomendable es que viajes en el de las 10.30, ya que el recorrido demora poco más de una hora. El viaje de ida y vuelta cuesta R$9. Puedes consultar precios y horarios aquí.
¿Cómo moverse por la Isla de Paquetá?
La isla de Paquetá ocupa un área total de 1,2 kilómetros (tiene 8 kilómetros de perímetro, apenas más grande que la laguna Rodrigo de Freitas). Desde su extremo norte hasta el sur tiene algo más de dos mil metros, mientras que en el centro, en la parte más angosta, hay poco más de 150 metros entre la playa del oeste y el extremo oriente.
La forma más conveniente para que la conozcas es en su trenezinho, que recorre prácticamente todo el borde costero en unos 50 minutos. El tren parte de la Plaza Pedro Bruno junto al puerto y sus horarios están programados para coincidir con la salida y llegada de los ferries.
Las carretas tiradas por caballos son otra de las formas tradicionales de recorrer la isla y un modo perfecto para llegar a los principales puntos turísticos.
También hay bicicletas y ecotaxis con capacidad para transportar una o dos personas. Si prefieres hacer el recorrido por tu cuenta puedes alquilar bicicletas en la Rua Furquim Werneck y en la Rua Pinheiro Freire, que son las calles centrales que desembocan en el puerto. En estas calles también hay un restaurante, un par de bares, un supermercado y varias tiendas.
Si te sientes con ganas de caminar, encontrarás que el recorrido es fácil y agradable y por supuesto la mejor forma de conocer todos los rincones de la isla.
Historia
Durante su historia, Paquetá ha visto crecer y caer sus fortunas. Originalmente colonizado por indígenas brasileños, fue reclamado por los franceses en 1556. Después de que los franceses abandonaron sus intereses coloniales en Brasil, los aristócratas portugueses ricos y los propietarios de esclavos poblaron la isla, con el emperador Dom João VI incluso de vacaciones en la isla.
Los primeros registros que se tienen de la Isla de Paquetá datan de 1555 cuando el cosmógrafo francés André Thevet la descubre durante la misión destinada a fundar la “Francia Antártica”. Un año más tarde, el 18 de Diciembre de 1556, el Rey de Francia Enrique II reconoce oficialmente dicho descubrimiento y hasta hoy se considera esa como la fecha de fundación de Paquetá.
Años después, a su llegada a Brasil para conquistar las tierras, el portugués Estácio de Sá se alía con los indios Temiminós a fin de expulsar a los franceses. La isla de Paquetá se convirtió en uno de los principales focos de resistencia francesa con el apoyo de los indios Tamoios, pero son finalmente derrotados en 1565. Una vez fundada la ciudad de São Sebastião do Rio de Janeiro, Estácio de Sá divide en dos la Isla de Paquetá y la entrega a dos de sus hombres. La parte norte, hoy conocida como barrio do Campo es entregada a Inácio de Bulhões y la parte sur hoy barrio da Ponte a Fernão Valdez.
El lado sur de la isla fue colonizado y habitado más rápido mientras que el norte se desarrolló como una zona agrícola.
Pero el crecimiento de Paquetá fue impulsado sobre todo en el siglo XIX por la llegada del príncipe regente de Portugal don João VI a Río de Janeiro. Algunas de las elegantes residencias construidas durante finales del siglo XIX y principios de XX todavía pueden verse en la isla.
La isla de Paquetá es ahora el hogar de alrededor de 4.000 residentes permanentes, con muchas cariocas que visitan los fines de semana para un cambio de ritmo casi instantáneo desde la metrópoli en expansión de Río de Janeiro.
¿Qué hacer en Isla de Paquetá?
La isla puede ser de tamaño pequeño, pero cuenta con una animada escena cultural, festivales de comida y eventos musicales. Durante el Carnaval, Paquetá es el destino de una fiesta callejera especial.
Además, la Casa de Artes Paquetá merece una visita, una construcción de época color naranja desvaído que ha sido bellamente restaurada, y ahora alberga regularmente recitales de conciertos, música brasileña en vivo e incluso un club de cine. Su Arte & Gula Café es otro lugar de calidad donde debes probar la deliciosa comida casera y disfrutar de las vistas de la bahía de Guanabara.
Otro punto de atracción bellísimo es Darke de Mattos, el parque municipal de Paquetá situado en el extremo sur de la isla, un lugar perfecto para comenzar cualquier visita a la isla. A diferencia de algunos de los parques públicos de Río de Janeiro, Darke de Mattos está bien mantenido y es seguro, con maravillosas vistas de toda la bahía de Guanabara. Aquí puedes hacer un picnic, caminar los senderos cortos que conducen a puntos de vista elevados, túneles, cuevas e incluso una playa. Además, está a sólo un rápido viaje en bicicleta desde la terminal del ferry.
Río de Janeiro es famosa por sus playas, pero desgraciadamente el agua en la bahía que rodea a las isla de Paquetá a menudo está contaminada. Si bien no se recomienda nadar después de fuertes lluvias o cerca de tuberías de alcantarillado, la ciudad de Río actualmente informa que Praia da Imbuca, Praia da Moreninha y Praia de José Bonifacio son aptas para los bañistas.
Aunque no es muy conocido como un punto culinario, la isla de Paquetá tiene una sorprendente cantidad de excelentes restaurantes y cafeterías. Mi recomendación para merendar es Confeitaria Bodega de Paqueta, en Pinheiro Freire, que sirve deliciosos pasteles y dulces.
Para la cena, te aconsejo el restaurante Zeca’s en la Praça Bom Jesus, a menudo calificado como el mejor restaurante de la isla, donde sirven una espectaculares parrilladas de mariscos tradicionales brasileños y también tiene música en vivo de viernes a domingo.
¿Dónde alojarse en la Isla de Paquetá?
Mi consejo, es que este es un viaje perfecto para hacer en un día, puedes alojarte en Río de Janeiro y tomar este recorrido como una excursión.
Pero si buscas pasar la noche aquí, La Casa de Noca es la mejor opción, si bien las instalaciones no se distinguen por el lujo o la modernidad, el ambiente es precioso. Pintadas y decoradas en diferentes colores, todas están equipadas con aire acondicionado y ventilador de techo, tres de ellas con baño y aseo compartidos.
El desayuno se sirve en una mesa común, en una cocina abierta, y en las mesas cerca de la piscina.
El restaurante tiene éxito con sus recetas simples, que saben a comida de la abuela y la amabilidad del personal.
Otra buena alternativa es la encantadora posada Hospedaria Santa Bárbara, que cuenta con tres suites boutique y un ambiente íntimo.