Oporto, la joya de Portugal que no puedes dejar de conocer en tu viaje a Europa

Oporto
Redactor

Griegos, romanos, suevos, alanos… hablar de Oporto es hablar de una de las ciudades más antiguas del viejo continente, cuyo entorno natural enamoró a numerosas civilizaciones a lo largo de la historia. Cientos de pueblos han vertido su cultura y su estilo de vida, creando una ciudad cosmopolita y abierta a todos aquellos visitantes que deseen conocerla.

Oporto (Porto en portugués) es la segunda ciudad de Portugal, y capital del norte del país. Coloquialmente se les conoce como miñotos a los habitantes de estas tierras, debido a la cercanía al río Miño, que divide la frontera entre España y Portugal.

La ciudad se ubica en la desembocadura del río Duero, un enclave históricamente estratégico que permitía una salida rápida al mar a los famosos navegantes portugueses.

Es habitual sorprenderse con ese aroma bohemio que desprende la ciudad tan pronto pones el pie en sus antiguas callejuelas, que parecen no tener fin. Oporto trepa hacia la montaña como si de una enredadera se tratara, otorgando unas maravillosas vistas desde los puntos más elevados.

La mezcla entre lo antiguo y lo moderno, la belleza de su arquitectura y la hospitalidad de sus habitantes, han dejado un inolvidable recuerdo que llevaré por siempre en mi corazón. Si desean acompañarme, puedo desvelarles algunos de los secretos que guarda en su interior esta joya portuguesa.

Barrio de la Ribera

El encanto de la ciudad se resume perfectamente en este enclave, donde nació y creció la Oporto primitiva.Las fachadas decoradas en distintos colores, ofrecen una imagen pintoresca que no deja de sorprender a los miles de turistas que cada año recorren sus calles. Adentrarse en el interior de este nido de laberintos empinados,  pondrá a prueba tu forma física, pero también te llevará a perderte por los rincones de la Portugal más costumbrista.

Una buena forma de disfrutarla, es cruzar el río y ubicarse en el pueblo de Vilanova de Gaia, famoso mundialmente por su vino. Si todavía disponéis de tiempo, les invito a que al atardecer, pues las fotografías en este punto, pueden resultar realmente inolvidables.

Aprovecha para degustar su tradicional comida, en uno de los múltiples restaurantes que se ubican en el entorno de la ribera. Desde ahí podrás admirar el puente Luis I o las bodegas iluminadas que recorren la orilla.

Ponte Luis I

Uno de los iconos de la ciudad, y también uno de los múltiples puentes con diferentes estilos arquitectónicos que unen las dos laderas del Duero. A primera vista, te puede resultar familiar, ya que su estructura en hierros, se asemeja bastante a la de Eiffel en Paris. Aunque no vamos muy desencaminados, en realidad el diseño es obra de Theophile Seyring, un gran admirador del ingeniero francés, y de ahí su particular diseño.

En el momento de la construcción, la obra causó mucha controversia entre sus habitantes, que lo criticaron duramente. Es entendible, ya que a simple vista, se puede observar como la piedra del barrio viejo se ve radicalmente sesgada por la colosal estructura de hierro.

Sin embargo, y al igual que ocurrió en París, con el paso de los años, se ha convertido, en uno de los monumentos más visitados y admirados de la ciudad, cuyo diseño ha inspirado muchas grandes obras a lo largo del planeta.

Te invitamos a caminar por su plataforma superior, donde podrás disfrutar de unas maravillosas vistas de la ciudad y la desembocadura del río Duero.

Vinho de Oporto

En realidad podríamos escribir un artículo entero sobre la gran variedad de productos que existe en la gastronomía portuguesa. Los pasteles de Belém, el caldo verde o la vitela al horno, son solo algunos de estos ejemplos. Pero si hablamos de Oporto tenemos que hacer una especial mención a su vino, que consigue llevar el nombre de la ciudad por todo el planeta.

Quiero indicar que personalmente nunca he sido muy amante de los vinos dulces por diversos motivos que no vienen al caso. Sin embargo, reconozco que el sabor del Oporto es muy característico, y se distingue considerablemente en su textura al de otros vinos similares como el Jerez. Una delicia, para todos los amantes de esta bebida.

Lo ideal, es que puedas pasear por las antiguas bodegas que se agrupan en la villa de Vilanova, donde todavía se conservan, las embarcaciones tradicionales, que llevaban este producto a las islas británicas, donde su sabor, era realmente apreciado entre la nobleza Victoriana.

Iglesia de los Clérigos

Como hemos indicado, la ciudad de Oporto es una de las más antiguas de Europa, por lo que su patrimonio cultural es amplio y extenso. Cada rincón de la ciudad es un pedacito de historia, que vale la pena conocer, para aprender un poco más sobre el espíritu de esta ciudad milenaria.

Vale la pena destacar por su belleza y significado la iglesia de los clérigos, en pleno centro histórico. Este monumento del siglo XVI se construyó para brindar ayuda, a todos aquellos clérigos que sufrieran algún tipo de infortunio (enfermedades, persecuciones…), independientemente del país de origen. Por este motivo, en este lugar habitaron personas de todas partes de Europa, conviviendo como hermanos en una época bélica e intolerante.

Su torre de origen barroco se eleva en la parte sur de la iglesia, otorgando su característica imagen que se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad. Merece la pena dedicarle una hora de tu tiempo, a admirar esta maravillosa obra y a entender un poco más sobre su historia y el propósito de su construcción.

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Azulejos y estación de San Bento

Para concluir esta visita, no podía dejar pasar el mayor referente arquitectónico portugués. El azulejo adorna las fachadas de las casas más tradicionales del país, y se ha convertido con el paso de los años, en todo un icono de Portugal. Oporto es sin duda, uno de los mayores exponentes de este estilo, por lo que a seguro en tu recorrido, vas a encontrar varias construcciones adornadas con este característico material, para deleite de los visitantes.

Si quieres apreciarlo en todo su esplendor, te recomendamos visitar la estación de tren de Sao Bento, ubicada en pleno centro histórico de la ciudad.

En ella, podrás apreciar momentos históricos de la ciudad, inmortalizados en los azulejos pintados a mano del siglo XIX. Reconozco que me impresionó la majestuosidad de la obra, pues la recreación histórica es casi perfecta y otorga una belleza inimaginable para todo aquel que desee visitarla.

En el momento de la despedida es fácil sentir una mezcla de nostalgia y satisfacción. Oporto hechiza al visitante desde un primer momento, trasladándote a una época antigua que sientes como propia. Como si de algún modo ya te hubieras perdido en sus pedregosas calles, y todo te resultara extrañamente familiar.

Nunca serás extranjero, porque Oporto es de todos, pero a la vez no es de nadie. Millones de personas a lo largo de la historia han contribuido a construir la ciudad que hoy conocemos, invitándonos a continuar con su legado. Porque otros recorrerán sus calles y contarán historias de aquellos que estuvieron antes y cuyo estilo de vida contribuyó a edificar la Oporto que está por venir.

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