Manual para hablar como mendocino: palabras y frases típicas que debes conocer antes de viajar

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Redactor
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Mendoza, provincia argentina, tierra de sol, los mejores vinos, cordillera, nieve, una gastronomía única y gente hospitalaria que te recibe siempre con los brazos abiertos el fuego prendido y una copa de malbec.

«A los porteños (habitantes de Buenos Aires) hay que hablarles diferente porque entre mendocinos tenemos nuestro lenguaje y hay muchas cosas que entienden » nos cuenta Adrian Abalay, creador de La Data Mendoza

El diccionario de palabras mendocinas (algunas se extienden a otras provincias de Cuyo) es extenso.

Qué entienden ustedes si yo les digo: Vive ahí pues, donde topa esa mansa calle de cunetas panditas, donde están los chocos, al lado de la chica de chapecas negras y poto grande.

En un país tan extenso como Argentina, se multiplican las maneras de utilizar el idioma y eso hace que cada provincia posea su idiosincrasia, también en su forma de hablar.  Por la ubicación geográfica de la provincia y por circunstancias históricas, el habla mendocina tiene muchos elementos en común con San Juan y con San Luis, en el ámbito nacional, y con Chile, por ser un país vecino.

El habla mendocina posee diferencias respecto de otras provincias: “Existen dos características fónicas: la pronunciación de nuestra ‘erre’, que no es vibrante como la de Buenos Aires sino fricativa asibilada; y la aspiración de las ‘eses’ en final de sílaba o de palabra, sobre todo cuando se habla en familia o en situaciones de informalidad. Una característica morfosintáctica, por la que nos individualizan en otras provincias, es la utilización del artículo ante nombres propios: ‘la’ Cecilia, ‘el’ Roberto” señala María del Rosario Ramallo, una de las docentes a cargo de la investigación Dime cómo hablas y te diré de dónde eres.

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Pasemos entonces a enumerar algunas del diccionario mendocino:

Manso: adjetivo que refiere a algo “grande”, “impactante”, “excesivo”. Aplicación: ‘manso embole’, aquí no se asocia a algo «tranquilo» como en el caso de un caballo, sino todo lo contrario, «muy intenso»

Pando (adjetivo): Poco profundo. Acepción mendocina aplicada a los cursos de agua, lagunas estanques, etcétera, y en general a todo líquido y su recipiente, incluso a éste solo: cruzar el arroyo por lo pando, aguas pandas. Es sinónimo de playo, llano, que no es hondo: plato playo/ pando. Viene del latín pandus:arqueado, curvo, bombeado, cóncavo.

Choco (sustantivo): Perro chico, ordinario. También cuzco, pichicho. Viene de las voces dialectales españolas cucho y chucho. Dicho mendocino: “Miao por los chocos”, estar en la mala, salirle mal las cosas, seguidilla de desgracias. 

Chiflete (sustantivo): Corriente fuerte de aire que se cuela por una abertura. Uso mendocino: “¡Cerrá la puerta que entra un chiflete!”.

Huevón (adjetivo), más común güevón: Estúpido, tonto, bobo, pelmazo, atolondrado, lerdo. Es un aumentativo de huevo con el sufijo –ón de valor cuantitativo, intensivo o expresivo. Derivados: síncopa huom usado como muletilla; huevada / güevada: tontería, sandez, estupidez; huevear /güevear/ güeviar: tontear, pavear, holgazanear, vagar.

Tincar (verbo): En el juego de las bolitas, golpear con el pulgar sobre la bolita sostenida por el índice doblado. Viene del quichua tinkay: dar un golpe con los dedos. Uso mendocino: “Me tinca que el José lo sabe”.

Topar (verbo): Terminar de forma repentina una calle, camino, carril, etcétera, o girar bruscamente. Choque, topetazo, encontronazo; hallar a una persona o cosa por casualidad. Uso mendocino: “Seguís hasta donde topa y girás a la derecha”. 

Quincho (sustantivo): Construcción hecha de quincha. Prostíbulo, quilombo de arrabal. 

Poto (sustantivo): Trasero, culo, ano, ancas, asentaderas, traste; parte inferior o posterior de una cosa. Es una voz mapuche (poto). Dichos y expresiones populares mendocinas: “Mal del tordo: patas flacas y poto gordo”; “Cara de viernes santo y poto de carnaval”; “A poto peleao”; “No le saque el poto a la jeringa” por no eluda un compromiso aunque le cueste; “Como el poto” cuando algo sale o anda mal; “Andar con el poto a dos manos” por estar apremiado, corto de tiempo o muy atareado; “Sana, sana, potito de rana, si no sana hoy sanará mañana”, letra infantil para consolar a los niños; “Anda con el poto sucio” cuando se refiere a una persona que oculta algo; “Se me frunció el poto” cuando se siente miedo; “Pomona” por mujer de trasero grande; “Chupapoto” por sopapa o ventosa de goma que se usa como destapador de inodoros y otros artefactos.

Sopaipilla (sustantivo): Torta frita, buñuelo frito con miel. El consumo de sopaipillas en Mendoza es tradicional. Se hacen con harina de trigo, grasa y salmuera, se fríen en grasa y se espolvorean con azúcar molida, miel o arrope. Deriva del español sopaipa; del árabe hispano supaipa y del mozárabe súppa.Sopaipilla es un diminutivo regional para encarecer el término.

Pachango (adjetivo): Marchito, mustio, arrugado, deshidratado, cansad. Derivado del quichua paucha, tendido de bruces, volteado. Uso mendocino: “La uva está apachangada”. 

Peteco / a peteco (locución adverbial): Modo de llevar a una persona a cuestas, a los hombros, cargada a la espalda o sobre las caderas. Viene del quichua apay,del mismo significado.

Zanjonero (adjetivo): Se dice de la forma de nadar propia de los jóvenes en los remansos y ríos mendocinos. Es semejante a los movimientos de los animales cuadrúpedos en el agua. Modo natural de nadar en aguas muy turbias y en movimiento. Estas andanzas acuáticas se hacen mejor sin vestimenta alguna puesto que lo más probable es que la corriente desnude al bañista pudoroso, por eso los sitios más recatados son aquellos donde crecen tupidos cañaverales que sirven, además, para esconder la ropa.

La referencia mendocina en el habla no solo se aplica a palabras, sino que es muy clara en frases, también propias de la idiosincracia local. Aquí algunas

“A la altura de un poroto” La voz ‘poroto’ proviene del quechua purutu, “persona que está en la niñez”. Por lo tanto, el asunto o la persona aludidas tienen escasa importancia o “altura”.

“Agarrate Catalina que vamos a galopar”: Dicho popular muy difundido: advertencia, admonición, aviso, llamado de atención. En Mendoza tiene el significado de llamado de alerta para afrontar una situación peliaguda.

“Andá a llorar al Calvario”: Dicho para desmerecer las quejas de alguien: nadie le presta atención y ya se piede ir al Calvario a lamentarse pues sólo Dios lo escuchará. Es una expresión de humor negro popular. La referencia mendocina es El Calvario de la parroquia de La Carrodilla, donde su Vía Crucis desde 1884 es muy frecuentado por la devoción mendocina.

“Dejá de buscarle la quinta pata al gato”: Expresión figurada para decir que se buscan pretextos, se quiere forzar un argumento con razones rebuscadas, urdir explicaciones para con falacias tergiversando la verdad. 

“Cada muerte de obispo”: Que sucede muy de tiempo en tiempo. Se refiere al hecho de que os obispos eran designados con cargo vitalicio.

“Cayó piedra sin llover”: Expresión figurada que se dice en son de broma fingiendo que la presencia es indeseada cuando alguien llega inesperadamente. Se refiere al granizo o piedra, terror de los agricultores mendocinos.

“Como perro por su casa”: Expresión comparativa referida a la persona que pasa o entra primero sin considerar a los demás, como el perro que, cuando abren la puerta de la casa del amo es el primero en salir o entrar, colándose entre las piernas de las personas. Es figura del confianzudo, descortés, atropellado. 

“Qué bicho le habrá picado que no me da más pelota”: No dar participación, compartir, tener en cuenta, dar intervención o permitir actuar. Pasar por alto, desconocer, ignorar. Es figura del juego del fútbol. 

“Despacito por las piedras”: Advertencia a quien está por “meter la pata”.

“El burro adelante para que no se espante”: Dicho que se usa cuando alguien se nombra en primer término o se sirve antes, pasa primero o se ubica en un sitio privilegiado sin ninguna cortesía.

“Entre bueyes no hay cornadas”: Dicho para expresar que entre iguales no hay rivalidades. Semejante a “Dios los cría y ellos se juntan” y “Entre gitanos no nos vamos a vender la paila”.

“Está meando fuera del tarro”: Salirse de la cuestión, decir algo que no viene al caso. 

“No me apuren si me quieren sacar bueno”: Dicho para advertir al impaciente que su apremio puede hacer malograr lo que uno está haciendo. 

“Hay que parar la olla”: Tener para comer. Es figura del hecho de que para poner la olla al fuego y cocer lo alimentos se le debe dar vuelta de la posición boca abajo en que se la guardaba para conservarla limpia por dentro.

“Mendocino pata ´la rastra”: Mote que se daba al mendocino por su pachorra. Este apodo tenía su origen en la gran cantidad de “cotudos” o afectados de bocio, mal endémico en nuestro pasado, y en el efecto del clima y la altura. Seguramente también abonó esta imagen la cuota de modorra que el infaltable vino producía en los mendocinos.

“¡Pero si es un piojo resucitado!”: Persona desvalida, apocada. Se usa para aludir a personas que habiendo sido insignificantes han cobrado alguna importancia social y la muestran con vanidad.

“Te conozco mascarita”: Dicho respecto de una persona cuando se le adivinan sus intenciones, costumbres o mañas. Viene de las máscaras de Carnaval que ocultan el rostro para no ser reconocido, circunstancia que las personas aprovechaban para hacer bromas y burlas a los demás. 

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6 comentarios

  1. POTO es Río en Millcayac no trasero o culo se tiene que haber adoptado por que todos nos sentamos o cerca o dentro de nuestros Ríos
    Cuyo Poto : Río Mendoza en Uentota
    Palam Poto: Río Tunuyan en Uco
    Alla Poto: Río Diamante San Rafael Ullo
    Atuer Poto: Río Atuel San Rafael Ullo
    nada que ver con los mapuches dejen de joder con los mapuches

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