Piedras Coloradas: refugio patagónico para los amantes de la tranquilidad

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En las costas de Río Negro, a escasos 5 kilómetros al sur de Las Grutas, se encuentra un remanso de paz: Piedras Coloradas, una playa que ha cautivado los corazones de los pocos habitantes que llaman hogar a este enclave costero.

Con tan solo cuatro residentes, este rincón se ha ganado la reputación de ser la «playa roja de la Patagonia«. Mailén Hughes, una de las dos mitades de la población junto a su hija, describe este lugar como una «playa literaria«. Aquí, el silencio reina y las noches se adormecen con el suave murmullo de las olas.

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La singularidad de este lugar radica en su biblioteca de adobe, un pequeño refugio de conocimiento. Mailén explica cómo funciona este espacio: «Se maneja sola, abro la puerta y el visitante puede elegir un libro para llevar durante su estadía». Este servicio autogestionado recibe donaciones y se ha convertido en un atractivo que incluso supera a las playas y las formaciones rocosas.

La playa se destaca por su energía, atrayendo a personas que buscan una conexión especial con la naturaleza. Los caminantes llegan en busca de epifanías y señales, ávidos de descubrir la magia que envuelve estas tierras patagónicas.

Piedras Coloradas es también conocida por ser el territorio de los pulperos. En las bajamar quedan expuestos los pulpos, capturados mediante técnicas ancestrales. Esta costa es una fuente de manjares marinos que, en otras latitudes, son considerados lujosos, pero aquí constituyen un maná accesible para quienes los visitan.

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Las rocas rojizas y llamativas de esta playa poseen una energía que ha suscitado interés. Se dice que estas formaciones, compuestas por minerales como mica, cuarzo y feldespato, tienen una conexión con la energía del núcleo terrestre. Muchos creen en los beneficios de estar en contacto con estos minerales.

El legado de Piedras Coloradas se remonta a Alberto «Toto» Hughes, descendiente de galeses, quien llegó en los años 60 y quedó encantado con este lugar. Fue el impulsor de iniciativas para mejorar el sitio, y su amor por el mar se refleja en cada rincón de esta playa.

Actualmente, el parador «Kapenke Yaten«, regentado por Mailén y su familia, es un homenaje a las raíces galesas y al pueblo tehuelche. La playa, que cobra vida durante la temporada turística, se sumerge en la tranquilidad cuando los visitantes se retiran.

Piedras Coloradas es mucho más que una playa: es un lugar mágico donde el mar, las rocas y la cultura se entrelazan para crear un remanso de paz y serenidad, atrayendo a aquellos que buscan un vínculo especial con la naturaleza.

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