Quedan dos hembras de rinoceronte blanco en el mundo y una no puede donar más óvulos

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Los científicos encargados del programa de supervivencia del rinoceronte blanco del Norte, en peligro de extinción, decidieron dejar de extraer óvulos de Najin, de 32 años, una de las dos hembras del programa para no hacer peligrar su vida.

A partir de ahora, Najin será únicamente una donante potencial de tejidos celulares, en tanto Fatu, su hija, será la única donante de óvulos del programa.

Ellas son las dos últimas hembras de esa especie que quedan en el mundo y viven, bajo una alta vigilancia, en el Parque Ol Pejeta, en Kenia.

En la década de 1980 se calculaba que población de estos perisodáctilos rondaba los 500 ejemplares. A principios de este siglo, el censo era de 34 individuos y desde 2018 se sabe que son siguen con vida dos de sus miembros: las hembras Najin y Fatu (madre e hija, respectivamente). 

«Tras sopesar los riesgos y las posibilidades de los individuos y de la especie, concluimos que esta era la única solución«, afirmó la organización Biorescue en un comunicado.

Desde 2019, Biorescue colecta óvulos de Najin y de Fatu y luego los envía a un laboratorio de Italia, donde son fecundados con el esperma de dos rinocerontes machos ya fallecidos. Uno de ellos, llamado Sudán y el último de la especie, tuvo que ser sacrificado en 2018

Hasta ahora, el equipo de especialistas ha creado doce embriones, pero todos los que son viables proceden Fatu, la más joven.

Fatu y Najin son incapaces de portar embriones, y estos serán confiados en otras hembras portadoras de una subespecie cercana, el rinoceronte blanco del Sur.

Los especialistas tienen cifradas expectativas del éxito del nuevo entrecruzamiento, pero muchos de ellos son escépticos respeto del destino de la especie del rinoceronte blanco del Norte, algo que hoy es uns verdadero enigma.

«Hemos tenido mucho éxito con Fatu (…) Hasta ahora tenemos 12 embriones puros de rinoceronte blanco norteño», dijo a Reuters David Ndeereh, subdirector interino de investigación del Instituto de Investigación y Capacitación de Vida Silvestre, una agencia estatal de Kenia. «Somos muy optimistas de que el proyecto tendrá éxito».

El equipo espera poder dar a luz su primera cría de rinoceronte blanco norteño en tres años y tener una población más amplia en las próximas dos décadas.

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