Hayat Nazer no recuerda una época en la que el Líbano estuviera en paz. Pero ha aprendido a canalizar su dolor y su dolor en hermosas obras de arte.
Iba de camino a Beirut el 4 de agosto cuando una enorme reserva de nitrito de amonio explotó en el puerto, matando a 190 personas, hiriendo a más de 6.000 y dejando a más de 300.000 desplazados de sus hogares.
El Líbano ya se estaba recuperando de meses de agitación política, colapso económico y un brote de coronavirus cada vez más grave. El peso de todo eso casi había paralizado al pequeño país.
La alguna vez próspera comunidad cultural de Beirut ya estaba en un punto de ruptura. Entonces la explosión golpeó
Como muchos residentes, se unió a los esfuerzos para limpiar los escombros y restaurar la ciudad a su antigua gloria. Fue entonces cuando tuvo la idea de usar algo de lo que encontró para crear una estatua que pudiera inspirar a su gente a unirse y reconstruir.
Durante semanas, Nazer caminó por las calles de Beirut, recogiendo metal retorcido, vidrios rotos y pertenencias desechadas de la gente para usar en la escultura.
Cuando Nazer finalmente tuvo suficientes artículos, los juntó, creando una mujer izando la bandera del Líbano, su cabello y vestido ondeando en el viento. La escultura, que aún no tiene nombre, incluso presenta un reloj dañado atascado a las 6:08, el momento de la explosión.
Para Nazer, el proceso fue catártico. Pero no era la primera vez que creaba una obra de arte inspirada en los problemas sociales y políticos del Líbano. En 2019, creó una escultura llamada «El Fénix», que se hizo con carpas rotas por contramanifestantes durante la agitación política del país. La obra representa al pájaro mitológico surgiendo de las cenizas. También creó un corazón gigante a partir de piedras y botes de gas lacrimógeno que quedaron de los disturbios.
Nazer, quien narra sus proyectos en Instagram, dijo que la mayor parte de su trabajo ha sido destruido por las autoridades que no toman con amabilidad las críticas al gobierno.
