¿Viajar ayuda a combatir el racismo o lo refuerza?

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Redactora Social
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¿Viajar realmente contribuye a erradicar el racismo o puede, en algunos casos, perpetuar estereotipos?

Viajar se ha promocionado durante años como una experiencia transformadora. Se dice que conocer otras culturas, interactuar con personas de distintos orígenes y salir de la «zona de confort» ayuda a abrir la mente y, en consecuencia, derribar prejuicios. Pero, ¿realmente viajar ayuda a combatir el racismo? O, por el contrario, ¿puede reforzar estereotipos y dinámicas coloniales ya existentes?

🌍 Hoy, más que nunca, es importante cuestionar nuestras prácticas como viajeros y repensar el turismo como una herramienta de cambio o como una posible vía para perpetuar privilegios.

La promesa del viaje como herramienta de transformación personal

La narrativa tradicional sostiene que viajar expande horizontes. En especial en Occidente, viajar está cargado de la promesa de evolución personal. Esta idea está profundamente ligada al privilegio racial y económico: no todo el mundo tiene las mismas posibilidades de moverse libremente por el mundo.

¿Por qué se asume que una persona necesita salir de su entorno para «descubrir» otras realidades?

Según un estudio publicado por el Journal of Teacher Education, muchas personas blancas utilizan el «viaje humanitario» o el «volunturismo» para reafirmar ideas que ya traen de antemano sobre otras comunidades, en especial aquellas racializadas o en países del sur global. Así, en lugar de promover el entendimiento genuino, este tipo de viaje puede establecer una relación vertical de superioridad moral o cultural.

¿Quién tiene el privilegio de «viajar para entender»?

En muchos casos, las personas viajan a países con contextos sociales y económicos muy diferentes al suyo, pero lo hacen sin cuestionar las dinámicas de colonialismo moderno que operan en el turismo. Por ejemplo:

  • Viajar a países africanos o asiáticos y compartir imágenes exóticas en Instagram sin contexto alguno.
  • Participar en “experiencias locales” sin asegurarse de que esas actividades son justas o que las comunidades reciben beneficios reales.
  • Adoptar frases como “humildes pero felices” al describir a poblaciones empobrecidas.

Este tipo de comportamiento no solo perpetúa estereotipos racistas, sino que convierte a las personas y comunidades visitadas en un simple decorado para experiencias personales.

Racismo estructural: también cuando viajas

El racismo no se queda en casa cuando cruzamos fronteras. Viajeros negros y racializados lidian constantemente con discriminación en aeropuertos, hoteles y espacios públicos. Mientras que las personas blancas pueden desplazarse sin pensar en su seguridad física o en cómo serán percibidas, otras deben tomar precauciones constantes.

🛫 Según un informe del Center for American Progress, personas afrodescendientes en Estados Unidos reportan experiencias discriminatorias cuando usan servicios como Airbnb, donde han sido rechazados o ignorados por su nombre o apariencia.

Esto nos pone frente a un dilema: el viaje puede ser liberador para algunos, pero opresivo para otros.

El turismo como actor de desigualdad

Cuando hablamos del impacto del turismo, muchas veces se enfoca la conversación en lo económico. Pero es clave entender su función social y cultural. En muchos destinos, especialmente en el Caribe o el sudeste asiático, las comunidades negras e indígenas trabajan sirviendo a una clientela mayoritariamente blanca proveniente de Europa o América. La experiencia de estos empleados turísticos está lejos del «viaje sanador», y se parece más a una dinámica colonial reempaquetada en forma de resort 5 estrellas.

¿El turismo internacional está nutriendo sistemas que mantienen a ciertos cuerpos en roles subordinados? La respuesta, aunque incómoda, muchas veces es sí.

¿Qué podemos hacer para que el viaje sea una herramienta antirracista? ✅

Sin embargo, no todo está perdido. Viajar también puede ser un acto político. Si se hace con conciencia, puede tener un impacto positivo en nosotros y en las comunidades que visitamos. Aquí te dejamos algunas formas de hacer del turismo un acto ético y transformador:

1. Haz una autoevaluación de tus motivos para viajar

Antes de reservar ese vuelo a Bali o Cartagena, pregúntate: ¿por qué quiero ir allí? ¿Qué espero aprender de su gente y su historia? ¿Estoy dispuesto a confrontar mis prejuicios? La intención sí importa.

2. Apoya negocios liderados por personas racializadas

Elige alojarte en hoteles o restaurantes gestionados por personas locales o por comunidades marginadas. Esto no solo redistribuye los beneficios del turismo, sino que fortalece las economías locales.

👉 Puedes leer más sobre turismo sostenible y responsable en nuestro artículo dedicado.

3. Infórmate sobre la historia racial de los lugares que visitas

Detrás de cada destino turístico hay capas de historia que merecen ser conocidas. Desde colonizaciones hasta resistencias, muchos destinos turísticos tienen pasados incómodos que raramente son visibilizados.

Un ejemplo claro es el caso de Nueva Orleans. Muchos turistas visitan esta ciudad por su música y cultura, pero no se detienen a explorar el legado de la esclavitud y la segregación racial que persiste en su arquitectura y vida actual.

4. No conviertas otras culturas en decorado para tus redes sociales

La fotografía de viaje es hermosa, pero es importante no exotizar ni romantizar la pobreza ni las diferencias culturales. Toda persona retratada merece respeto y contexto.

5. Escucha a quienes han sido silenciados

Busca guías turísticos o experiencias ofrecidas por comunidades racializadas, escucha activamente, paga por su tiempo y comparte sus historias con respeto.

Viajar sí, pero con conciencia

El turismo puede ser una herramienta poderosa para luchar contra el racismo, pero no lo es automáticamente. Todo depende de cómo participamos en él: desde nuestras intenciones hasta nuestras acciones en el terreno. No se trata solo de «abrir la mente», sino de cuestionar cómo nuestras elecciones como turistas pueden impactar —positiva o negativamente— a las personas con las que interactuamos.

En Intriper, creemos que cada viaje es una oportunidad para construir un mundo más justo

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