Más de una docena de start-ups respaldados por figuras de la Sillicon Valley, entre ellos Larry Page, fundador de Google, financiaron junto a grandes empresas aeroespaciales como Airbus, la compañía de viajes Uber e incluso el gobierno de Dubai, el sueño de un auto volador.
Estos autos, que utilizan inteligencia artificial para conducirse, estuvieron en desarrollo durante algunos años y hoy ya pueden ser probados. Un sueño hecho realidad.
No hace muchas tardes atrás, un ingeniero aeroespacial que trabaja para una pequeña compañía de Silicon Valley llamada Kitty Hawk probó un auto volador sobre un lindo lago a unos 100 kilómetros al norte de San Francisco.
El coche volador de Kitty Hawk, si así se pudiese llamar, parecía algo que Luke Skywalker habría construido con piezas de repuesto. Era un artilugio de unas 220 libras con espacio abierto para una persona sentada, propulsado por ocho hélices con pilas que sonaban tan alto como una lancha rápida.
Obviamente todavía quedan varios desafíos, tanto con la tecnología como con las regulaciones gubernamentales. Tal vez el mayor obstáculo será convencer al público de que esta idea no es una locura.
¿Quién se anima dar una vuelta?
