El combustible SAF (Sustainable Aviation Fuel) surge como una opción para reducir al máximo posible, el impacto ambiental negativo que produce históricamente la industria aeronáutica. El uso de este tipo de combustible se expandió luego de que la Asociación de Transporte Aéreo (IATA) se comprometiera a reducir las emisiones de carbono en toda la industria aeronáutica.
La categoría SAF aplica a todo combustible que reduzca sus emisiones de gases de efecto invernadero entre un 50% y un 60%, y que a su vez, sea producido con materias primas renovables, como por ejemplo, el aceite de cocina usado.
Hace menos de un mes, el fabricante de origen francés Airbus, realizó el primer vuelo de un avión modelo A380 gigante, con capacidad máxima de 853 butacas, utilizando combustible SAF, fabricado a partir de aceite de cocina usado.
Desde el informe Waypoint 205, aseguraron que el uso de este combustible, podría contribuir a reducir entre el 52% y el 71% de las emisiones de carbono requeridas en cada vuelo. Importantes empresas fabricantes de aeronaves como Boeing, se comprometieron a entregar aviones capaces y certificados para volar con el 100% de SAF para el año 2030. Además anunciaron la compra más grande hasta el momento de este combustible.
Las aerolíneas de todo el mundo, también comenzaron a interesarse en este combustible para preservar el medioambiente. British Airways se convirtió en una de las primeras aerolíneas del mundo en implementar el SAF en sus vuelos. United Airlines, ha invertido en la producción de SAF mediante microbios genéticamente modificados que convierten el dióxido de carbono en hidrocarburos renovables. Por su parte, Delta Airlines también incursiona en el SAF con la empresa GEVO, dicha compañía se ocupa de generar Jet Synthetic Paraffinic Kerosene, un combustible que se obtiene procesando materias primas bajas en carbono, y que puede utilizarse en una mezcla de hasta un 30% con combustible de avión convencional de origen fósil.
Cabe destacar que la principal desventaja de este combustible, es el costo de su producción, además no existe una industria productiva que pueda suministrar la cantidad de litros necesarios para la demanda de todos los vuelos comerciales.
Aunque en la medida en que más aerolíneas implementen su uso en el mundo, se irán desarrollando técnicas que perfeccionan tanto su rendimiento, como sus volúmenes productivos. Ese camino aún es largo y falta tiempo para que sea una realidad, pero sin dudas estamos ante un primer gran paso.
