Un propietario turco, mientras perseguía a sus gallinas, derribó una pared y se encontró con una ciudad subterránea abandonada en Turquía que solía albergar hasta 20.000 personas.
Mientras perseguía a sus gallinas en plena fuga, que encontraron refugio en un hueco en la pared del sótano, el hombre decidió realizar algunas reformas para poder sacarlas de allí. Estas modificaciones incluían derribar un muro construido en la década de 1960.
Para su asombro, descubrió un oscuro túnel que conducía a la antigua ciudad de Elengubu, conocida en la actualidad como Derinkuyu. La noticia fue publicada por el periódico New York Post.
Derinkuyu, situada a más de 85 metros bajo la región de Capadocia en Anatolia Central, es reconocida como la ciudad subterránea más profunda del mundo. Según guías turcos que hablaron con la BBC, se cree que esta ciudad se conecta con más de 200 ciudades subterráneas más pequeñas y separadas que han sido descubiertas en las últimas décadas.
En el interior de esta asombrosa ciudad subterránea, cuyas entradas están conectadas con más de 600 residencias privadas en la moderna región de Capadocia en la superficie, los investigadores han descubierto 18 niveles de túneles que albergaban viviendas, almacenes de alimentos secos, establos para el ganado, escuelas, bodegas e incluso una capilla.
Además, la ciudad contaba con un sistema de ventilación que proporcionaba aire fresco y agua a sus habitantes.
«La vida bajo tierra era probablemente muy difícil», dijo el guía, identificado como Suleman.
«Los residentes hacían sus necesidades en vasijas de barro selladas, vivían a la luz de las antorchas y se deshacían de los cadáveres en zonas designadas».
La fecha exacta de construcción de esta impresionante ciudad sigue siendo objeto de debate, pero antiguos escritos que datan del 370 a.C. indican que Derinkuyu ya existía en ese entonces.
Inicialmente, es probable que la ciudad se utilizara como un lugar de almacenamiento de mercancías, pero más tarde se convirtió en un refugio para escapar de invasores extranjeros. Los pasajes estrechos y oscuros se diseñaron de forma intencionada para obligar a los intrusos a agacharse y caminar en fila.
Las puertas que conectaban cada nivel estaban bloqueadas por rocas de media tonelada que solo se podían mover desde el interior. Además, presentaban un pequeño agujero que permitía a los residentes atacar a los intrusos que quedaban atrapados.
Aunque aún es un misterio quiénes fueron los arquitectos originales, los investigadores creen que los hititas, un antiguo pueblo de Anatolia de la Edad de Bronce, podrían haber excavado los primeros niveles en la roca en respuesta a los ataques frigios alrededor del año 1200 a.C., según el ensayo de A. Bertini sobre arquitectura de cuevas mediterráneas.
Se atribuye a los invasores frigios, un imperio de habla indoeuropea que gobernó Anatolia durante 600 años, la construcción de la mayor parte de la ciudad en los siglos previos a que Derinkuyu pasara por diferentes manos, incluyendo persas, cristianos y griegos capadocios.
Se estima que la ciudad alcanzó su población máxima de 20.000 habitantes durante las incursiones islámicas del siglo VII contra el Imperio Bizantino cristiano.
Después de 2.000 años de uso, Derinkuyu fue finalmente abandonada en 1923 por los griegos capadocios, quienes fueron derrotados en la guerra greco-turca y se refugiaron en Grecia.
Un siglo después de su redescubrimiento, esta antigua ciudad subterránea está abierta a los visitantes que desean experimentar la vida bajo tierra en Derinkuyu. En 1985, fue incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.