Elvas, en la región de Alentejo, Portugal, alberga una serie de fuertes que testimonian su historia fronteriza. Entre ellos, el imponente Forte da Graça destaca por su singular estructura en forma de estrella. Situado en lo alto de una colina, este fuerte se yergue como vigilante de la ciudad portuguesa, aunque en el pasado no había sido urbanizado ni defendido debido a su considerable distancia de la población. En ese solitario paisaje, solo una ermita dedicada a Nuestra Señora da Graça se alzaba en el horizonte.
Este fuerte singular desempeñó un papel dual en la historia de Elvas, siendo tanto ángel como demonio para la ciudad. Durante el siglo XVII, en la Batalla de las Líneas de Elvas, dos cañones de artillería españoles situados en el Forte da Graça causaron estragos en la ciudad, llevándola a la destrucción. Esta devastación condujo a la posterior construcción de una fortaleza invencible, diseñada con la particular forma estelar que le permitió repeler futuros ataques del ejército español.
Desde 2012, esta fortaleza, junto con la línea defensiva de la ciudad, incluyendo el acueducto de Amoreira, ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta distinción abarca la importancia histórica de la fortaleza y su papel crucial en la protección de la ciudad, donde incluso el suministro de agua a través del acueducto era vital durante los sitios de la ciudad.
La historia de Elvas, marcada por las batallas y la estratégica defensa de su territorio, se manifiesta a través de estos monumentos, evidenciando la resistencia de esta ciudad fronteriza. Así, el Forte da Graça se erige como un símbolo indeleble de la determinación de proteger y preservar la identidad portuguesa frente a las incursiones españolas.
