Lo que comenzó como un día de juegos en la playa terminó en tragedia en Muriwai, cerca de Auckland (Nueva Zelanda). Kane Watson, un joven padre de 28 años y futuro papá nuevamente, perdió la vida tras quedar atrapado bajo una duna de arena que colapsó inesperadamente mientras cavaba junto a sus hijos el pasado 23 de agosto.
Watson estaba en la playa con su hija de 18 meses y sus tres hijastros cuando la duna cedió, sepultándolo por completo. Según testigos, alcanzó a pedir ayuda desesperadamente antes de quedar atrapado durante al menos 15 minutos, mientras los niños corrían en busca de auxilio.
Aunque los equipos de rescate lograron sacarlo con vida y trasladarlo al Hospital de la Ciudad de Auckland, el joven falleció al día siguiente, el 24 de agosto.
El profesor Colin Whittaker, de la Universidad de Auckland, advirtió sobre los riesgos que implican las dunas de arena: “Si tienes una gran duna encima y parte de ella se derrumba, es como tener el peso de un elefante cayendo sobre ti. Es increíblemente difícil escapar o desenterrar a alguien”.

Tras la tragedia, una página de recaudación de fondos en Givealittle recordó a Watson como un padre devoto, hijo, hermano y compañero muy querido. “Su mayor alegría era estar con sus hijos, no solo los suyos, sino también los de su pareja, a quienes cuidaba como propios”, escribió su amiga Kristalle Tayler.
Lo más doloroso para la familia es que el bebé que estaba por nacer nunca podrá conocerlo. “La repentina naturaleza de este accidente ha dejado a todos destrozados”, agregó Tayler.
Su hermana, Shaquille Watson, también expresó su profundo dolor en medios locales: “Era mi mejor amigo, mi persona favorita. Lo único que siempre quiso fue tener su familia, y justo cuando la consiguió, se lo arrebataron”.





