A simple vista, puede parecer que están enfermos o incluso sin vida, pero en realidad los polluelos de búho tienen una manera muy particular de dormir que desconcierta a quienes los ven por primera vez.
Cuando son pequeños, los búhos jóvenes suelen tumbarse boca abajo, con la cara apoyada contra el suelo, una postura que parece extraña e incómoda. Sin embargo, esta forma de descanso tiene una explicación simple: sus cabezas son demasiado pesadas y sus músculos del cuello aún no son lo suficientemente fuertes para sostenerlas mientras duermen.
Este curioso hábito dura solo durante las primeras semanas de vida. Entre las 3 y 6 semanas, los polluelos desarrollan la fuerza necesaria en el cuello y comienzan a dormir de manera más típica: erguidos o acurrucados sobre ramas y nidos, al igual que los adultos.
Lejos de ser una señal de debilidad, esta postura es en realidad una estrategia de supervivencia que les permite descansar sin esfuerzo hasta que su cuerpo termina de fortalecerse. Para muchos investigadores y amantes de las aves, observar esta fase del crecimiento resulta fascinante, ya que revela cómo la biología de los búhos está perfectamente adaptada a sus necesidades en cada etapa de desarrollo.





