En Suiza, es común encontrarse con algo que sorprende a turistas y visitantes: rampas, escaleras e incluso pequeños puentes que sobresalen de los edificios. Pero no están pensados para las personas, sino para los verdaderos protagonistas de muchos hogares suizos: los gatos.
Con una población estimada de más de 2 millones de felinos, los suizos han encontrado formas creativas de garantizarles independencia y libertad. Estas estructuras permiten que los gatos puedan entrar y salir de sus casas sin depender de sus dueños, trepando desde balcones, ventanas o jardines con total seguridad.
Diseños para todos los gustos
Las soluciones son tan variadas como ingeniosas: rampas en zigzag, escaleras en espiral, puentes de madera o metal e incluso sistemas más sofisticados que incluyen redes de seguridad para evitar caídas. En muchos casos, se combinan con gateras tradicionales, creando verdaderos “circuitos” felinos en los edificios.
Lo más interesante es que no existe un único estándar: algunos diseños son minimalistas y discretos, mientras que otros se convierten en una atracción visual más de las fachadas, mostrando hasta qué punto los gatos son parte de la vida urbana en Suiza.
Una regla clara antes de instalarlas
Eso sí, no todo es tan simple como colocar una escalera. En Suiza, los residentes deben pedir autorización al propietario del inmueble y, en algunos casos, también a los vecinos si la estructura atraviesa balcones o pasa cerca de sus ventanas. Esto garantiza la convivencia y la seguridad en las comunidades.
Una muestra del amor suizo por los animales
Este fenómeno refleja el fuerte vínculo de los suizos con sus mascotas y su compromiso por ofrecerles un entorno seguro y estimulante. Al final, estas escaleras para gatos no solo les dan libertad, sino que también se han convertido en un símbolo de cómo la arquitectura puede adaptarse a las necesidades de quienes también forman parte de la familia.
