Un sueño bajo cero: así es el hotel de hielo más bonito de Suecia

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Redactora
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Dormir rodeado de hielo, a -5 °C, puede sonar extremo, pero en el norte de Suecia se vive como una experiencia casi onírica. A unos 200 kilómetros del Círculo Polar Ártico, en el pequeño pueblo de Jukkasjärvi, se alza cada invierno una de las obras más fascinantes del turismo mundial: el Ice Hotel, el hotel de hielo y nieve más grande del planeta.

Todo comienza cuando el río Torne se congela. De allí se extraen miles de toneladas de hielo que dan forma a un edificio efímero que renace cada año con un diseño completamente nuevo. De hecho, apenas 10 segundos del flujo del río equivalen a 4.000 toneladas de hielo, suficiente para levantar varios hoteles como este.

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El proyecto nació en 1989, cuando su fundador, Yngve Bergqvist, inspirado por la tradición japonesa de escultura en hielo, construyó un gran iglú que funcionó inicialmente como galería de arte. Una noche, algunos visitantes pidieron quedarse a dormir. Con pieles de reno y sacos de dormir especiales, vivieron una experiencia tan impactante que dio origen al hotel tal como se lo conoce hoy.

Cada edición del Ice Hotel es una obra de arte irrepetible. Más de 200 artistas de todo el mundo se postulan anualmente para diseñar las habitaciones, aunque solo entre 15 y 20 son seleccionados. Arquitectos, diseñadores, ingenieros y expertos en iluminación trabajan juntos para crear suites esculpidas completamente en hielo, donde cada pared, cama y detalle es único.

El hotel cuenta con 12 suites, 20 Ice Rooms, una galería de arte y un Ice Bar, además de una sala de ceremonias donde incluso se celebran bodas. Dormir allí requiere cierta preparación: los huéspedes reciben una guía de supervivencia nocturna, ropa térmica y sacos de dormir diseñados para resistir hasta -25 °C. Por la mañana, un miembro del staff despierta a los visitantes con una bebida caliente de arándano.

Para quienes necesitan entrar en calor, el complejo ofrece sauna, área de relajación con chimenea y bebidas calientes abiertas las 24 horas. También existen cabañas climatizadas, aunque el hotel recomienda vivir al menos una noche la experiencia bajo cero.

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Desde 2016, el Ice Hotel sumó además un ala permanente, abierta los 365 días del año, que se mantiene congelada gracias a un sistema de refrigeración alimentado por paneles solares. Este sector, diseñado por el arquitecto sueco Hans Eek, incluye suites de lujo con sauna privada, un bar de hielo y una galería que conserva la magia incluso en verano.

La experiencia se completa con actividades al aire libre: trineos, pesca en hielo, esculturas, rafting, esquí, auroras boreales en invierno y sol de medianoche en verano. Así, el Ice Hotel no es solo un alojamiento, sino una demostración de cómo el arte, la naturaleza y la arquitectura pueden fusionarse en uno de los lugares más fríos —y fascinantes— del mundo.

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