El Salar de Uyuni es el mayor desierto de sal continuo y alto del mundo, de unos 10.582 kilómetros, se encuentra en Bolivia, en el departamento de Potosí. Además es la mayor reserva de litio en el mundo, aunque también cuenta con grandes cantidades de magnesio, potasio y boro (un poco de química no viene mal).
Pero no sólo eso es lo que hace importante y único al Salar de Uyuni, lo increíble de este lugar, es que cuando estás ahí, el reflejo de las nubes en la sal del suelo, hacen que te sientas como en el cielo, es mágico. Esto sucede cuando el salar está apenas cubierto de agua, en las épocas de lluvia, entre los meses de enero y marzo. Desde tomar una foto hasta quedarse contemplando alrededor es una sensación espectacular.
Como si esto fuera poco, Uyuni también tiene otra gran atracción: en el centro tiene un conjunto de islotes. el más importante de ellos es la Isla del Pescado, que está llena de unos cactus enormes, si te gustan este lugar te va a fascinar.
El área que hoy ocupa este desierto de sal estaba cubierta hace 40 000 años por el lago Minchin y posteriormente, hace 11 000 años, por el lago Tauca. Es increíble como la naturaleza se encarga de hacer todo tan soñado.
No podés perderte un amanecer o un atardecer en este maravilloso lugar. Y ni hablar lo que debe ser una noche estrellada… ¿Te imaginas acampando ahí? Si no te animás, también podés quedarte en los alojamientos preparados por las agencias de turismo.
Uyuni es una ciudad muy tranquila, donde hay un pequeño mercado y restaurantes para una linda cena. Otras cosas imperdibles cerca de la ciudad son el Cementerio de Trenes que encuentra sólo a 3 km, se puede llegar caminando o en bicicleta. Ahí vas a encontrar decenas de vagones y locomotoras a vapor que funcionaron a principio del siglo XX, en la época que Uyuni tenía una gran importancia por la actividad minera y ferroviaria. Muy cerca de ahí, se encuentra el pueblo Colchani «La Puerta del Salar», donde funciona la cooperativa que extrae sal, y vas a poder llevarte un recuerdo del mercadito hecho con sal.
Un viaje que no se puede dejar de realizar, se puede hacer en pocos días, con poco equipaje y presupuesto. Y como si fuera poco, es un destino que nos queda muy cerca. Si querés paz, naturaleza pura y algo sorprendete, ya sabés a donde tenés que ir.
