Consejos para sobrevivir al incómodo momento en el que el pasajero de adelante inclina su asiento

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Sabemos que las personas que han subido muchas veces a un avión son incapaces de contarlas o enumerarlas. Y, es probable que en mucha de ellas te ha tocado lidiar con compañeros de vuelo que relucen por su poca empatía. Nos referimos a esos viajeros que tienen la manía de reclinar su respaldo hacia atrás hasta donde da de sí, sin límite alguno, dejándonos atrapados en nuestro asiento sin apenas movimiento.

No siempre es fácil lidiar con un problema así, y no todos se atreven a «enfrentarse» al desaprensivo o desaprensiva que va delante.

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Igualmente, ¡no te preocupes por eso!, hemos encontrado la solución gracias a En el peor de los casos (Libros Cúpula), un libro que ha arrasado en Estados Unidos (en la lista de los más leídos del New York Times) o, más bien, un manual de supervivencia para situaciones límite escrito por Joshua Piven & David Borgenicht.

Un obra que recoge las opiniones de más de 70 expertos y que nos dan la solución definitiva a muchas situaciones de la vida que de entrada parecen descacharrantes, pero son más habituales de lo que pensamos, como la de cómo sobrevivir a un pasajero que reclina su asiento del todo.

Los cinco consejos más básicos

Para los autores de este libro hay cinco pasos imprescindibles si queremos librarnos de un vuelo completamente incómodo.

Ser amable
La amabilidad para pedir que ponga su asiento en posición normal otra vez siempre es prioridad. Los autores sostienen que “hay que golpear suavemente el hombro del pasajero, pidiéndole con educación que mueva el asiento hacia adelante”.

Sin embargo, muchas de las veces, las palabras no son suficientes. Para ello “hay que inclinar el cuerpo hacia adelante para que tus rodillas toquen la parte de atrás del asiento”, una clara demostración de intenciones. Si no ha surtido efecto… habrá

Fusionar la amabilidad con la mentira
Si el primer tip no resultó, es el momento de pasar a juntar la amabilidad con la mentira de forma que le toquemos su poco tierno corazón.

Los autores nos aconsejan decir que nos estamos recuperando de una operación de las rodilla y que la presión hace que nos duela mucho. Además… para que tu mentira se consume de la mejor forma posible, afirman que hay algo infalible: “Dile al pasajero de delante que puedes enseñarle la (falsa) cicatriz”.

Cambiar la posición del asiento disimuladamente
Llegados a este punto, las palabras ya no sirven, ahora hay que actuar con determinación. Sí… sabemos que estas pensando que es arriesgado, pero debes hacerlo.

Los autores del libro recomiendan esperar a “que se levante para ir al baño”. En ese momento deberás “apretar el botón y mover el respaldo del asiento un poco hacia adelante”. Eso sí… no lo hagas de golpe, tiene que ser algo que vaya lentamente hasta conseguir una posición cómoda para tu asiento.

Pero pueden surgir inconvenientes como, por ejemplo, que vaya con varios acompañantes que le sirvan de guardias de su asiento reclinado. Es en este momento en el que hay que pasar a ser un buen actor (recuerda tus mejores actuaciones del colegio y ¡a darlo todo!).

En este caso nos aconsejan “tirar un vaso de agua al suelo y mover el asiento cuando los pasajeros se vuelvan hacia atrás para ver qué ha pasado”. Sabemos que es complicado… pero por intentarlo que no quede.

La maniobra de la rodilla
Sin lugar a dudas, este el último recurso que debemos seguir. Aunque si no hay más remedio debemos pasar a la acción con este desafiante método. Ya sabes de qué se trata… de convertirte en su auténtico infierno durante todo el vuelo para que recapacite sobre sus acciones.

El libro es claro, debemos “apretar las rodillas contra el respaldo de delante para mostrar nuestra incomodidad”. Aunque, aseguran que “hay pasajeros expertos en tolerar este tipo de presión trasera, y ni se inmutarán”. Pero si insistes, y si consigues mantener la posición durante un rato… igual resultas ganador de este desafío.

Consejo profesional
Pues sí… aunque parezca mentira, hay métodos completamente profesionales para bloquear a nuestro incómodo compañero de vuelo de adelante. En este libro aseguran “que hay artilugios específicos para prevenir que un asiento se recline del todo, aunque algunas compañías han prohibido su uso”.

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