Las autoridades británicas y europeas evalúan los daños ambientales tras el accidente entre un carguero y un petrolero frente a la costa de Inglaterra. Hay una persona desaparecida y preocupación por la contaminación del mar.
El incendio provocado por la colisión entre un carguero y un petrolero en el Mar del Norte continuaba este martes sin control, mientras crece la preocupación por el posible impacto ambiental en una de las zonas más ricas en vida marina de Europa.
El accidente ocurrió el lunes por la tarde a unas 10 millas náuticas (16 kilómetros) de la ciudad de Hull, en la costa este del Reino Unido. El carguero Solong, de bandera portuguesa, impactó contra el petrolero Stena Immaculate, que se encontraba fondeado y transportaba combustible destinado al Ejército de Estados Unidos. La colisión provocó un incendio de grandes proporciones que se mantuvo activo durante la noche.
Según confirmaron las autoridades británicas, 36 tripulantes de ambas embarcaciones fueron rescatados y trasladados a tierra firme. Sin embargo, un miembro de la tripulación del Solong permanece desaparecido, y su búsqueda fue suspendida por la noche.
El petrolero Stena Immaculate, operado por la compañía sueca Stena Bulk, llevaba en sus tanques 220 mil barriles de queroseno Jet-A1, un combustible para la aviación. Uno de los depósitos se rompió tras el choque, provocando una fuga de combustible al mar.
A bordo del Solong, además, se encontraban quince contenedores de cianuro de sodio, un compuesto altamente tóxico e inflamable. Aunque no se ha informado de una fuga de este material, los especialistas consideran que el riesgo es significativo.
“La situación es extremadamente preocupante”, declaró un portavoz del gobierno británico. “Se está llevando a cabo una evaluación ambiental para determinar las medidas que se deberán tomar para evitar una catástrofe ecológica”.
Expertos en ecología marina advirtieron sobre el posible impacto del derrame y el incendio en el ecosistema del Mar del Norte. Tom Webb, profesor de la Universidad de Sheffield, explicó que la zona es hábitat de numerosas especies de aves y mamíferos marinos, como las marsopas, que podrían verse gravemente afectadas.
Por su parte, Greenpeace alertó sobre los “múltiples peligros tóxicos” derivados del accidente. “El queroseno es altamente tóxico para la vida marina, y su derrame en una zona de reproducción de marsopas podría tener consecuencias devastadoras”, señaló Paul Johnston, del laboratorio de investigación de la organización.
El carguero Solong se dirigía desde Grangemouth, en Escocia, hacia Róterdam, en los Países Bajos, cuando impactó contra el petrolero anclado. Se desconoce hasta el momento la causa de la colisión.
Las autoridades de Estados Unidos y Portugal, países donde están registrados los buques, liderarán la investigación internacional para determinar las responsabilidades del accidente. En tanto, la Agencia de Investigación de Accidentes Marítimos del Reino Unido ya comenzó a reunir pruebas.
En los medios británicos, el incidente acaparó las portadas. Algunos diarios, como The Sun, calificaron el siniestro como un “incendio del infierno”, mientras que otros cuestionaron cómo pudo ocurrir un choque de estas características en una zona vigilada y a plena luz del día.
Por el momento, las autoridades descartaron que el accidente tenga un origen criminal, aunque la investigación sigue abierta. El capitán del carguero, de nacionalidad rusa, fue detenido para ser interrogado.
Mientras tanto, continúan los trabajos para contener el derrame de combustible. Los guardacostas británicos desplegaron barreras de contención y aeronaves equipadas para rociar dispersantes químicos, en un intento por evitar que el queroseno se propague a lo largo de la costa.
El petrolero Stena Immaculate, construido en 2017, fue fletado por el Military Sealift Command, un servicio de transporte naval de las fuerzas armadas estadounidenses que opera con tripulación civil. Había zarpado el pasado 27 de febrero desde el puerto griego de Agioi Theodoroi, con destino a Killingholme, Inglaterra.
El incidente no solo pone en riesgo el frágil ecosistema del Mar del Norte, sino que también podría tener consecuencias económicas y diplomáticas, dada la implicancia de cargamentos peligrosos y de uso militar.
