Un grupo de arqueólogos ha desenterrado diminutas agujas de hueso en el sitio arqueológico de La Prele, Wyoming, revelando cómo los primeros habitantes de Norteamérica sobrevivieron a las extremas condiciones de la Edad de Hielo hace más de 13,000 años.
Estas agujas, fabricadas a partir de huesos de zorros rojos, gatos monteses, liebres y hasta guepardos americanos extintos, no solo muestran la destreza de estos antiguos habitantes, sino que también evidencian su capacidad para confeccionar ropa ajustada y resistente al frío extremo. Los artefactos se encontraron en un yacimiento donde se procesó un mamut joven, probablemente por miembros de la cultura Clovis, una de las más antiguas del continente.
Un hallazgo sorprendente
El equipo de arqueólogos identificó 32 fragmentos de agujas enterrados a cinco metros de profundidad. Lo innovador de este descubrimiento radica en el análisis proteínico realizado, que permitió determinar de qué animales provenían los huesos. “Fue sorprendente descubrir que las agujas estaban hechas de pequeños carnívoros, en lugar de los grandes mamíferos como bisontes o mamuts que predominaban en la zona”, explicó Spencer Pelton, arqueólogo principal del estudio publicado recientemente en PLOS ONE.
Ropa a medida para sobrevivir
Durante este periodo, las temperaturas eran entre 5 y 7 °C más frías que en la actualidad, lo que obligaba a los humanos a fabricar prendas ajustadas para protegerse. Sin estas herramientas, las costuras habrían sido toscas, lo que limitaba la funcionalidad de la ropa. Según el estudio, estas prendas permitieron a los humanos expandirse hacia regiones inhóspitas, marcando un hito en la evolución humana.
Las agujas fueron creadas con huesos delgados y fáciles de moldear, y probablemente se usaron tendones como hilo. Esto no solo facilitó la confección de ropa funcional, sino que también abrió la posibilidad de decorar las prendas, un indicio de la complejidad cultural de estos grupos.
Un legado tecnológico clave
Este descubrimiento refuerza la teoría de que la innovación tecnológica en herramientas de confección tuvo un impacto crucial en la expansión humana. Las primeras agujas del mundo, halladas en Siberia y China, se remontan a hace 40,000 años, destacando que estas herramientas fueron indispensables para la supervivencia en climas extremos.
La capacidad de coser prendas ajustadas permitió a estos humanos cruzar el puente terrestre que conectaba Siberia con Norteamérica, haciendo posible su asentamiento en el continente.
Este hallazgo nos recuerda que algunas de las innovaciones más importantes de nuestra prehistoria no estuvieron relacionadas con la alimentación, sino con la vestimenta. Las agujas, pequeñas pero poderosas, jugaron un papel fundamental en la supervivencia y expansión de nuestros ancestros.