Descubren milenarios instrumentos de caza en una cueva de México: INAH revela el hallazgo

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El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha desenterrado una fascinante ventana al pasado en una remota cueva de Querétaro, México. En un asombroso descubrimiento, un equipo de investigación del INAH ha recuperado antiguas herramientas de caza prehispánicas, desafiando las expectativas y expandiendo nuestro entendimiento del mundo precolombino.

En la Cueva del Tesoro, en Cadereyta de Montes, Querétaro, los arqueólogos del INAH encontraron un átlatl (lanza) y dos dardos de madera que datan del primer siglo de nuestra era, posiblemente entre los años 7 y 132 d.C. La misteriosa presencia de estos artefactos en un entorno subterráneo ha desconcertado a los expertos, quienes aún no logran definir cómo o por qué llegaron a reposar en las profundidades de la cueva.

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Inicialmente, el descubrimiento se produjo gracias a miembros de la Asociación de Espeleólogos de Querétaro, Carolina Camacho, Paulo Campos, Héctor Fuentes y Jorge Ramos, quienes tropezaron con los objetos mientras exploraban la cueva. Tras el hallazgo, el Centro INAH Querétaro fue alertado, desencadenando una investigación que ha capturado la imaginación de historiadores y entusiastas por igual.

El análisis exhaustivo de las muestras, que será revelado durante el ciclo de conferencias del Museo del Templo Mayor el 27 de enero de 2024, promete arrojar luz sobre la historia detrás de estos artefactos antiguos. Por el momento, las piezas han sido trasladadas con extremo cuidado al Centro INAH Querétaro, donde serán sometidas a una serie de estudios antes de ser integradas a la exhibición permanente del Museo Regional de Querétaro.

Los investigadores del INAH señalan que la sequedad característica de la Cueva del Tesoro ha desempeñado un papel crucial en la preservación de estos elementos a lo largo de dos milenios. La datación absoluta por radiocarbono, realizada en el Laboratorio de Espectrometría de Masas con Aceleradores del Instituto de Física de la UNAM, ha confirmado la antigüedad de estos artefactos, dejando a los estudiosos maravillados por la habilidad del tiempo para conservar la historia.

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A pesar de estos avances, los arqueólogos y expertos del INAH reconocen que aún queda mucho por descubrir. El enigma de cómo estos objetos de caza llegaron a la cueva sigue siendo un misterio sin resolver, desafiando nuestra comprensión actual del pasado prehispánico y dejando abiertas las puertas a nuevas exploraciones y descubrimientos.

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