El impacto del calentamiento global en la Bóveda del Fin del Mundo genera preocupación

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Redactora / Travel writer
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La Bóveda del Fin del Mundo es el nombre con el que popularmente se conoce la Cámara Global o Banco Mundial de Semillas de Svalbard. Se encuentra en una montaña en el archipiélago noruego de Svalbard, en el Ártico, a unos 120 metros de profundidad, y está sufriendo las consecuencias del calentamiento global.

En ella se almacenan más de un millón de semillas y su temperatura interior debe ser de 18 grados bajo cero. Esto último se está complicando cada vez más debido al incremento de la temperatura en el exterior.

La bóveda está preparada para resistir explosiones nucleares, terremotos y otros desastres naturales o generados por humanos, pero la lucha contra el calentamiento global es diferente. El interior de una roca enfriada durante miles de años sirve de aislante para el depósito donde se conservan más de un millón de muestras de semillas de diferentes partes del mundo. Así, se podría garantizar la supervivencia aún en caso de una catástrofe.

Según los registros archivados, el récord de temperatura más alta en el archipiélago de Svalbard era de 21,3 grados celsius en 1979. Sin embargo, eso cambió en julio de 2020. El 25 de ese mes, el Instituto Meteorológico de Noruega (MET) anunció que en la ciudad de Longyearbyen los termómetros alcanzaron los 21,7 grados celsius estableciendo un nuevo récord.

image bóveda bunker

Calentamiento global y un llamado de atención

Si bien las temperaturas registradas en Svalbard no son tan distintas del récord de hace 41 años atrás, son lo suficientemente altas para prestarles atención. A esto se le suma que en junio la ciudad de Verjoiánsk, considerada una de las poblaciones más frías del mundo, llegó a registrar 38 grados Celsius, dejando en evidencia el impacto del cambio climático.

En 2019 el Centro Noruego de Servicio Climático publicó un informe en el advierten sobre el aumento de las temperaturas. Allí proyectan que las temperaturas aumentarán en 18 grados Fahrenheit, es decir 7,7 grados Celsius, aproximadamente, para el año 2100 si las emisiones de gases no reducen su ritmo.

Además, también prevén que las lluvias en el área de Svalbard serán más fuertes y frecuentes, un 65% más de precipitaciones anuales. Más agua implica mayor derretimiento, inundaciones y avalanchas.

La bóveda está preparada para mantener la refrigeración interior pero indudablemente se ve afectada por las condiciones externas. En 2017, las altas temperaturas y fuertes lluvias llevaron a que el agua del deshielo rompiera el túnel de acceso. Si bien no llegó a las semillas, llegó al principio del túnel y se congeló allí.

Teniendo en cuenta estas predicciones y los daños sufridos, en 2019 se realizó una mejora de las instalaciones tanto en estructura como en materia de seguridad. Se invirtieron alrededor de 20 millones de euros en diferentes reformas, entre la que estaba incluida la construcción de un nuevo tunel de acceso resistente al agua.

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Un comentario

  1. Me gustaría saber que países están involucrados en la creación y mantenimiento de la cápsula, yo no sabía que existía y la verdad me parece genial.

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