El Transatlantic Tunnel, nombre con el que se ha bautizado al proyecto de túnel que podría conectar Nueva York y Londres con una nueva alternativa de viaje -y cuya duración sería estimada en solo 1 hora-, es considerado por expertos como el desafío de ingeniería más grande y arriesgado de la historia. Y como no podía ser de otra manera, el empresario, inversor, activista político conservador y magnate Elon Musk parece querer meterse de lleno en este ambicioso tema.
La ejecución de este túnel supone construir un sistema de traslado con una velocidad cercana a los 5.000 kilómetros por hora y un costo total de obra exorbitante que alcanzaría los 19 billones de dólares, una cifra que equivale a más de cinco veces el Producto Bruto Interno (PBI) de Reino Unido.

El periódico británico Daily Mail, que ha explorado el tema en profundidad, señala que el proyecto combinaría dos tecnologías: por un lado, los trenes de levitación magnética (maglev) y, por otro, los túneles de vacío. Se trata de una combinación que permitiría eliminar casi por completo la fricción, permitiendo que los trenes alcancen velocidades superiores a los 4.800 km/h, cinco veces más rápido que un Boeing 737 en pleno vuelo.
El medio digital Infobae detalla: «el corazón del proyecto es la tecnología maglev, que usa imanes para hacer levitar los trenes, eliminando la fricción con las vías. Este tipo de trenes ya operan en países como Japón, Alemania y China, aunque a velocidades mucho menores». Es decir, si bien parece una iniciativa «imposible», se trata de una propuesta que, en menor medida, ya se encuentra funcionando.
El mayor obstáculo para avanzar con el proyecto de construcción del Transatlantic Tunnel y así unir Nueva York y Londres en casi una hora de viaje es la ejecución y el costo de la obra, algo que Elon Musk ha propuesto ayudar a cubrir con una inversión menor a la prevista inicialmente.

Según ha afirmado Musk, su empresa, The Boring Company, podría construirlo por “mil veces menos dinero”. De acuerdo a su cálculo, esto significaría un costo de 19 mil millones de dólares, una cifra que aunque igual es considerada impresionante, está dentro de los rangos alcanzables de grandes infraestructuras. La propuesta de Musk carece aún de detalles técnicos y financieros concretos, despertando un poco el escepticismo en la comunidad científica e ingenieril.
No obstante, es la ejecución todavía más ambiciosa que el presupuesto estimado: un túnel de 5.470 km bajo el océano Atlántico debería soportar presiones oceánicas extremas, además de atravesar la Dorsal Mesoatlántica, una cadena montañosa submarina de 1.500 km de ancho con actividad volcánica constante. El suelo del Atlántico es una zona de intensa actividad tectónica, donde las placas de América y África se separan cada año.
En conclusión, el “Túnel Transatlántico” es un proyecto que promete revolucionar el transporte mundial, pero desafíos técnicos, ambientales y financieros ponen en duda su viabilidad. ¿Ves posible que esto se concrete a futuro?